La navidad ilumina las casas, pero también los
vínculos, recordando lo que realmente nos une.
La Navidad no solo es una fecha en el calendario. Es un
momento donde se activan nuestras dinámicas familiares:
lo que nos une, lo que nos duele, lo que extrañamos, lo que
recordamos, lo que aún necesitamos sanar.
Lo que extrañamos, lo que recordamos, lo que aún
necesitamos sanar.
Y todo eso es humano.
Desde la psicología, hay un concepto importante para estas
fechas: vivir una Navidad consciente.
¿Y qué significa eso?
Significa darte permiso para sentir sin juzgarte.
Si aparece la alegría, bienvenida.
Si aparece la nostalgia, también.
Si sientes incomodidad o cansancio, eso tiene un sentido y
merece atención.
Quiero que te hagas una pregunta:
¿Qué necesito emocionalmente esta Navidad?
¿Quizá más conexión?
¿Quizá poner límites?
¿Quizás más alegrías?
¿Quizás más calma?
¿O tal vez bajar la exigencia de ser parte de reuniones que
te desgastan?
No todas las familias son perfectas. Ninguna lo es.
Pero en cada familia existen oportunidades pequeñas:
un gesto amable, una conversación más tranquila, un
“gracias”, un “te escucho”, un “te ayudo” o incluso un “hoy necesito espacio”.
La salud mental también se protege en Navidad.
Y está bien decir “no puedo” o “esto me incomoda”, así como
también está bien abrir el corazón cuando lo sientes posible.
La Navidad no tiene que ser ideal, ni perfecta para ser
significativa.
Puede ser simplemente más humana: menos perfección, más
presencia;
menos exigencias, más autenticidad.
La salud mental también se cuida en navidad
Este año, regálate algo valioso: tiempo para ti, comprensión para tus emociones y una
actitud más compasiva para contigo y para con tu familia.
Que esta navidad puedas mirarte con honestidad, sentir sin
culpa, conectar sin exigirte perfección y construir momentos de felicidad.
Ps. Rocxana Croce
