viernes, 12 de junio de 2020

Travesía en tiempos de pandemia



"Lo que yo deseo, la fuerza que yo busco no es aquella que te lleva a perder o a ganar. Tampoco quiero una muralla para repeler las fuerzas que lleguen del exterior. Lo que yo deseo es una fuerza que me permita ser capaz de recibir todo cuanto proceda del exterior y resistirlo. Fortaleza para resistir en silencio cosas como la injusticia, el infortunio, la tristeza, los equívocos, las incomprensiones."
Haruki Murakami

 Tiempos de pandemia.

Vivimos en un mar de incertidumbres, navegamos en una frágil embarcación, nuestras velas tensas por el temporal intentan aprovechar el impulso del los vientos para avanzar...es una travesía desafiante.

Vamos a bordo de nuestra frágil embarcación cargando nuestros miedos (viejos y nuevos), con todas nuestras dudas, y nuestras aumentadas inseguridades.  

La vida nos pone a prueba, estamos viviendo situaciones que trastocan las fibras más hondas del ser humano.

Nuestra existencia dio un giro radical, para lo cual no estábamos preparados ni material, ni espiritual, ni psicológicamente.

¿Quién a partir de un evento gravitante y adverso no ha tenido una o varias noches presos del insomnio, quién no ha sentido en esta travesía el temor y la angustia, quién no ha experimentado uno o varios momentos de decaimiento, de desesperanza e incluso de confusión?

Estamos aprendiendo a convivir con la incertidumbre de manera cotidiana, estamos intentando moderar nuestras expectativas frente a la vida, vamos regulando por momentos nuestras emociones, vivimos el presente, el aquí y el ahora abrazando los pequeños grandes momentos.

Pero también hay aprendizajes

Aprendemos que la solidaridad y la empatía son poderosas capacidades que fortalecen los vínculos y posibilitan la resiliencia.

Nos reencontramos dentro de las familias, reconociéndonos como tal vez antes no lo hacíamos, nos unimos más para sentirnos protegidos, reforzamos el núcleo otorgándole mayor valoración y trascendencia.

Pero además reconocemos que la confusión es parte de la vida y que no es ajena al ser humano.

Frente a este panorama, mostramos aceptación y comprobamos que al final lo verdaderamente esencial en la vida, es aquello que tenemos entre manos, es nuestro PRESENTE, porque todo tiene un motivo y una razón.

Naufragar en esta travesía también es además una realidad que no podemos ignorar, son las vicisitudes, las posibilidades que corremos todos; nadie está libre, ni el poderoso, ni el más sabio; ni el que subsiste casi de milagro recreándose e ingeniándoselas para sobrevivir día a día.

Nos creíamos más o menos infalibles, más o menos eternos, viviendo una vida incesante, de prisas y sin pausas. Vivir coqueteando con  la muerte es otro aprendizaje que nos trae esta situación extrema.  Como para pensar en ello ¿verdad?

Pero la realidad es que nuestra existencia es tan corta y tan efímera, que pareciera ser un soplo en la boca de Dios.

Ps. Rocxana Croce.

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