Sobrellevar la pérdida de un ser querido puede ser uno de los mayores retos a los que el ser humano se enfrenta. La forma cómo cada persona lo asume y acepta es única.
Ps. Rocxana Croce P.
Los procesos de duelo son los cambios psicológicos que se
dan delante de una pérdida.
Es un proceso individual y
personal, en el que cada uno lo transita en tiempos y formas diferentes.
Este proceso es algo
completamente emocional y el cómo elaborarlo está en nosotros asumirlo,
teniendo presente que no acaba, porque la pérdida es para siempre, uno va a
seguir recordando y amando al ser querido toda la vida, lo que no es para toda
la vida son el dolor, el sufrimiento y las emociones, alrededor de ello. Pero
esto dependerá de cada uno, de cómo lo vive y va procesando su duelo a lo largo
del tiempo.
El duelo aparece delante de una situación de pérdida, por
ejemplo: frente a separaciones,
la inmigración, una enfermedad, las propias etapas de la vida o la
inexorable muerte de un ser querido.
La elaboración del duelo son los procesos psicológicos que se
dan desde el comienzo del impacto afectivo y cognitivo de la pérdida, hasta la
aceptación de la nueva realidad interna y externa de la persona.
El duelo tiene como
particularidad, que es universal, personal, íntimo es un proceso que tarde o
temprano se vive, por lo que se debe procesar, ya que si no se elabora
adecuadamente vienen los duelos complicados, que son los que llevan a la
depresión, a la ansiedad generalizada y, a veces, hasta el suicidio
En los momentos iniciales de
un duelo hay una conmoción e incluso incredulidad, una sensación de que el mundo se detiene junto con una turbulencia afectiva de culpa, ira, desesperanza,
tristeza y ansiedad.
En la resolución del duelo influyen el tipo de pérdida y los
aspectos personales de quien lo sufre y de cómo ha elaborado otros duelos en su vida, la experiencia
previa.
No hay un tiempo establecido para el dolor. Todo el proceso puede durar
entre 6 meses y de uno a dos
años aproximadamente. Después
de este periodo de tiempo la persona en duelo puede sentir que es más fácil
levantarse por la mañana o sentir que tiene más energía. Este será el momento
en el que se empezará a reorganizar la vida alrededor de la pérdida o sin el
ser querido. Durante este tiempo, quizás sienta que atraviesa una serie de
altibajos. Puede sentirse mejor un día, pero al siguiente día se sienta
mal. Esto es normal.
Aunque es normal sentirse triste después de una pérdida, los
sentimientos asociados con el dolor deben ser temporales. A veces los
sentimientos duran más tiempo o ser diferentes en su intensidad, o se puede tener problemas para lidiar con
las emociones asociadas.
Cuando esto sucede, el duelo puede convertirse en depresión. Los
síntomas del duelo y la depresión son similares.
Las señales de que se podria estar sufriendo de depresión incluyen:
1. No se empieza a sentir mejor a medida que pasa el tiempo.
2. Tiene dificultad constante para comer o dormir.
3. Sus sentimientos comienzan a afectar su vida diaria.
4. Depende de medicación, drogas o alcohol para hacer frente a la situación.
5. Empieza a pensar en hacerse daño a sí mismo o a otros.
Por ello, si una persona siente
que el duelo ya le sobrepasa, si esas emociones le empiezan a incapacitar, si
ya la tristeza se transforma en depresión, si la persona no logra gestionar su
vida normalmente, o experimenta dificultades significativas para afrontar la
pérdida, si el duelo le está afectando negativamente su vida diaria durante un
período prolongado, es necesario buscar ayuda profesional, lo cual no significa que esta "fallando" en el
proceso de duelo, sino que está buscando un apoyo adicional para atravesar esta
experiencia.
La clave en un proceso de duelo está en la aceptación: aceptar cómo pasaron las cosas, que así sucedieron, que así como hay cosas que pasan por algo, también hay cosas que no pasan por algo; es asimilar la realidad actual para empezar a rehacer la vida, lo que no implica que la persona contemple pasivamente lo sucedido y se resigne, sino que aprenda a vivir sin su ser querido.
Terminamos con una frase de la
reconocida psiquiatra suiza Elisabeth Kübler Ross, pionera en estudios sobre la
muerte y el duelo: “Nuestro duelo es tan propio como nuestra vida”.