Decía Oscar Wilde que para escribir solamente hay dos reglas: tener algo que decir y decirlo.
Una forma de conseguir descargar algunas preocupaciones, conflictos, pesares, es a través de la escritura, sin necesidad o requisito de ser un escritor.
Esta es una de las técnicas que usamos en terapia con algunos pacientes que tienen mucho, e incluso poco que decir (no porque no haya nada que decir, sino porque no desarrollan la capacidad de expresarse).
El efecto liberador es evidente luego de algunos ensayos, convirtiéndose en algunos casos, en una posibilidad para "colocar" en un papel, aquello que se tiene contenido en la cabeza y corazón, dejar fluir simplemente para conectarnos con nuestro mundo interno.
Surge a modo de un diario personal (en el mejor de los casos y que también puede ser temporal) donde se van reflejando y organizando aquellas emociones, sentimientos, sucesos que consideramos son necesarios de plasmar y luego analizarlos para conocernos mejor en este viaje personal.
¿Hice lo que correspondía hacer?
¿Dije lo que pensaba?
¿Actúe conforme a la situación o me deje llevar más por mis emociones?
Y la otra persona ¿me entendería)
Si retrocediera el tiempo, ¿haría lo mismo?....son algunas interrogantes que pueden surgir en el proceso de escribir.
El psicólogo James Pennebaker de la Universidad de Texas, hace más de treinta años que estudia los beneficios de escribir y manifiesta lo siguiente
"estimula la protección inmunológica, relaja, mejora la calidad del sueño, ayuda a controlar la presión arterial y reduce el consumo de alcohol y fármacos".
Escribir no solo nos ayuda a organizar nuestras ideas y jerarquizarlas en orden de importancia, también nos permite ver las cosas desde diferentes aristas, repasar otras posibilidades, conocernos mucho mejor; ello elevará nuestra autoestima porque confiaremos mejor en nosotros, podremos mejorar aspectos personales que tal vez no repetiremos por malas o inadecuadas toma de decisiones, aprenderemos a tener un mejor control sobre nuestras emociones, porque muchas veces en éste repaso o análisis personal de nuestra vida, encontraremos comportamientos que a modo de espejo, detectaremos y que incluso, a veces no reconocemos como propios:
¿yo fui capaz de decir esto?
no puedo creer que haya reaccionado así!
¿wow soy capaz de todo ello?
que vergüenza lo que dije!
Es importante señalar que como todo proceso y toda técnica terapéutica, no necesariamente tiene que funcionar, o ser algo permanente; es ahí donde debemos estar atentos, si se consigue el efecto sanador, o si es temporal, pero sobre todo, no abandonar el acompañamiento psicoterapéutico, sobre todo en los casos que lo ameriten y pensar en otras alternativas.
Charles Reade, novelista inglés dijo: "Siembra un pensamiento y cosecharás un acto. Siembre un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino".
Que mejor virtud que conocernos nosotros mismo.
Ps. Rocxana Croce P.