martes, 30 de julio de 2024

Afirmaciones positivas


 


Recuerda que una afirmación es un traje a medida y sólo funciona si la practicas continuamente.

Ps. Rocxana Croce P.

¿Qué son las afirmaciones positivas?

Son frases que decimos en voz alta, o también en voz baja o hacia dentro, afirmando lo que queremos sentir, lo que sí queremos experimentar, lo que anhelamos y lo que deseamos decretar y concretar en nuestras vidas. 

¿Qué necesitamos hacer para que funcionen?

Partir de tu realidad tal y como es.

Creer que lo que estás diciendo es verdad.

Sentir cada palabra en tu mente y en tu cuerpo.

Afirmar de manera positiva lo que sí queremos experimentar.

Visualizar en nuestro interior los efectos de lo que estamos diciendo.

Actuar en función a eso que estás diciendo.

Abrir tu percepción.

La función de las afirmaciones positivas es que a partir de tu realidad tal y como es, encuentres una nueva forma de verla y de convertirla en algo positivo.

De nada serviría decir “mi cuerpo está sano y fuerte”, y al segundo después maltratarlo, comer alimentos de poca calidad y criticar cada cosa que sentimos de él.

Se trata de darle valor a la información positiva que viene tanto de tu interior como de tu exterior.

Al decirlas, necesitas sentirlas.

La idea es que cuando digas la afirmación, la repitas cuantas veces sean necesarias hasta que sientas que esa información es verdad en tu interior, el poder real de las afirmaciones está en el sentir, pues cuando lo sientes de verdad eres capaz de empezar a generarlo por ti mismo. El concepto detrás de creer es crear, o de que con tus pensamientos creas tu realidad. Tener la certeza de que mente, cuerpo y acción, unidos bajo una misma intención, empiezan a colaborar para crear la realidad que si quieres experimentar.

Por eso, empieza por tener claro en tu mente qué es lo que quieres generar, después, siéntelo como una verdad en tu cuerpo, en tus emociones, y finalmente, pasa a la acción, abriendo tu percepción al mismo tiempo, confirmando que esa afirmación es verdad, o al menos, que cada día lo es más.

 

 La repetición es importante, debatir las mentiras un poco mas

Sí es importante que repitas las afirmaciones hasta que dejes de dudar de ellas o hasta que sientas que son verdad para ti, pero a la par, es muy importante que hagas un trabajo cognitivo de desmentir la información contrario a esa afirmación, por ejemplo, si mi afirmación es:

 “atraigo cosas buenas a mi vida”, necesito ubicar cuales son mis creencias profundas que van en contra a esa información, como “nada me agrada”, “la gente es egoísta” y entonces, desmentir y debatir esas creencias.

Al hacer esto, la repetición cada vez toma más fuerza y tu afirmación cada vez se convierte más en una verdad.

¿Qué no funciona de las afirmaciones?

Lo que no funciona es decir las afirmaciones como si fuéramos un loro, hablando por hablar, pensando que sólo con decirlo va a funcionar.  No es magia, es reprogramación neurolingüística que tiene el poder de mandar ciertos mensajes a nuestro cuerpo para que éste empiece a generar un cambio interior…y entonces sí, funciona como magia.

Tampoco funciona decirte en afirmaciones positivas algo que sea mentira por sí mismo, por ejemplo, si yo no gusto de música clásica, no serviría decir “soy un experto en todos los géneros musicales”, pues… me estaría mintiendo a mí mismo.

La idea es que partas de tu realidad y en función a ésta, digas tus afirmaciones.

Por último, no funciona decir afirmaciones de lo que no quieres sentir, por ejemplo:

no quiero seguir sintiéndome mal

no quiero que la paciencia me abandone

Pues en estos casos, tan sólo estarías reforzando el malestar, tu atención estaría puesta en lo que no quieres experimentar, y la idea es abrir tu atención y percepción hacia lo que sí quieres vivir.

Por ejemplo:

Supongamos que existe una persona que en este momento de su vida se encuentra experimentando mucha tristeza, depresión y soledad, se siente aislada del mundo, sin amigos y sin pareja, se siente desanimada pues cree que difícilmente encontrará alguien con quien compartir su vida, pues se ve a sí misma poco atractiva y desagradable.

Si esta persona empezara a decir afirmaciones como “soy bella, encuentro a mi pareja ideal, mi vida se rodea de amistades”, quizás pueda funcionar, pero… lo que se recomienda es que se empiece desde donde se está, por ejemplo:

“acepto mi realidad tal y como es”, “disfruto de mi propia compañía”, “descubro qué aspectos de mí misma son agradables”, “aprendo a gustarme a mí misma”, “confío en que volveré a tener relaciones de afines” … y entonces así, son afirmaciones que trabajan con lo que necesitas transformar en tu interior.

 

Afirmaciones recomendables para sentirse mejor:

entiendo por qué me siento así

hago lo que está en mis manos para sentirme mejor

recupero la confianza en mí misma

acepto a mi cuerpo tal y como es

encuentro la información y personas necesarias para mi recuperación

me dejo llevar por el proceso interior de transformación

agradezco por todo lo que estoy experimentando ahora

descubro los momentos de paz

me abro a sentir las sensaciones positivas en mi interior

llevo clara mi mente y calmado mi corazón

Cada una de estas afirmaciones positivas, necesitas decirlas sintiéndolas, repitiéndolas hasta que sientas esa información en tu interior.

 

Las afirmaciones positivas pueden modificar tus patrones mentales aprendidos

Los patrones mentales aprendidos son repetidos una y otra vez, los cuales hacen que te digas a ti mismo mensajes sobre incapacidad, carencia o vulnerabilidad. Y la idea es que, con las afirmaciones positivas, te repitas a ti mismo una y otra vez una nueva verdad, enfocada en abundancia, confianza y posibilidades.

Necesitas hacerlo con una base que te permita creerlo, con información previa que realmente te ayude a decir “lo que estoy diciendo es verdad para mí”.

 

En conclusión

Las herramientas que contamos para nuestra sanación y recuperación son eso, herramientas, y hay que aprender a usarlas, saber cuándo y de qué forma, porque la herramienta por sí misma no es curativa, sino lo que logres encender en tu interior cuando la aplicas.

 

Creer es crear, pero también hay que crear para creer.


domingo, 7 de julio de 2024

IMPULSIVIDAD

 


Piensa siempre en lo que harás antes de actuar. No permitas que la impulsividad te domine o tu camino estará lleno de oscuridad.

Ps. Rocxana Croce P.

Algo que nos diferencia a los humanos de cualquier otra especie animal, es que tenemos la capacidad de razonar sobre nuestros impulsos, podemos “pensar antes de actuar”.

Sin embargo, no siempre actuamos de manera racional, ya que muchas veces nos dejamos llevar por nuestros instintos primitivos.

La impulsividad es un rasgo de la personalidad. 

Las personas impulsivas se caracterizan por una tendencia a emitir una conducta sin tener en cuenta las consecuencias. No evalúan si sus actos o palabras pueden ocasionar malestar, tanto para sí mismos como para los demás. Es decir, que actúan siguiendo un impulso y no pensando o analizando las variables.

La impulsividad y la agresividad constituyen rasgos de la personalidad estrechamente relacionados.  La impulsividad, en ocasiones, puede dar lugar a conductas agresivas, considerándose la impulsividad como uno de los predictores más significativos de la agresividad.

La conducta impulsiva en los seres humanos se expresa con características como la impaciencia, la búsqueda del riesgo y el placer, la necesidad de recompensa inmediata, la dificultad para analizar las consecuencias de los propios actos, y la agresividad, así como con la falta de habilidad para detenerse, la dificultad para inhibir conductas motoras, el escaso juicio, las dificultades en la planificación, la anticipación de resultados desfavorables y la falta de autocontrol.

 

Podríamos distinguir entre una conducta impulsiva necesaria o funcional y una conducta impulsiva disfuncional.  La primera estaría presente en personas muy aventureras, activas y rápidas en el procesamiento de la información. 

La segunda se expresa y está asociada a respuestas poco reflexivas que tienen consecuencias negativas para la persona. 

También existe una conducta impulsiva disfuncional patológica presente en determinados trastornos psicológicos y psiquiátricos tales como los trastornos alimenticios, abuso de sustancias, trastorno por déficil de atención, el trastorno bipolar o algunos trastornos de personalidad, como el límite o el antisocial, en la ludopatía, donde se tiene un deseo incontrolable de apostar.

Existen 6 facetas en donde se hace visible la impulsividad:

 

1. Dificultad para demorar la recompensa y búsqueda de la inmediatez.

La impulsividad se caracteriza por los problemas a la hora de detener los impulsos, es decir, de frenar ciertas conductas, aunque se sepa que va a existir una consecuencia negativa. Estas personas tienden a buscar la inmediatez en diferentes aspectos de la vida, y en muchas ocasiones esto es causa de violencia interpersonal.

2. No consideran los riesgos y hay ausencia de planificación.

La impulsividad se orienta únicamente hacia el momento presente, por lo que la persona no tiene en mente las consecuencias de los actos sobre el futuro. Enfrentan todas las situaciones mientras se van presentando, se les complica demasiado elaborar planes a futuro. 

3. Urgencia por actuar.

La impulsividad también se expresa como respuesta al estrés, de manera que pareciera imposible sostener la tensión que se acumula en el caso de inhibir la acción. Todos los trastornos del control de impulsos tienen en común esta urgencia por actuar, de esta manera, la tensión que siente la persona sólo se resolvería cuando realiza la conducta impulsiva.

4.Búsqueda de sensaciones

Otro rasgo que se asocia a la impulsividad es la necesidad de estímulos nuevos, lo que se expresa en la búsqueda de experiencias que incluso pueden poner en riesgo la integridad física o emocional de la persona, como lo puede ser abuso de sustancias, actividades sexuales riesgosas, y todas aquellas experiencias en donde predomina el placer antes que cualquier consecuencia negativa que esto pueda traer.

5. Escasa perseverancia.

Ante cualquier error resultante de la conducta impulsiva, la persona se sienta incapaz de continuar esforzándose para darle la vuelta a la situación. Presenta dificultad para tolerar la frustración, causando que la persona abandone tareas lo cual es otro acto impulsivo.

6.Problemas de regulación emocional.

La impulsividad también se manifiesta como la dificultad para regular las emociones. La regulación emocional requiere de espacios internos para observar en detalle lo que ocurre en el interior (insight), para que, de esta forma, se puedan desarrollar conductas más adaptativas.

 

¿Qué factores influyen en la aparición de la impulsividad y la agresividad?

Entran en juego variables biológicas, psicológicas y sociales.

Por otro lado, es importante valorar si el comportamiento impulsivo es transitorio o se trata de un estado permanente de la persona.  Se observan numerosas propuestas que enfatizan en el aprendizaje medioambiental de este comportamiento, estableciendo que la conducta impulsiva aparece como resultado de la observación y la imitación de un modelo agresivo.

 

¿La educación influye en la impulsividad?

La impulsividad en niños y adolescentes tiene mucho que ver con los factores sociales relacionados con el entorno el principal que es la familia. Existe evidencia de que la manera de criar puede influir en el modo en el que la persona aprende a regular lo que siente.

Las situaciones de abuso físico, psicológico y sexual aumentan el riesgo de que los niños y los adolescentes desarrollen a lo largo de los años conductas impulsivas. 

Todo esto es de suma importancia ya que la impulsividad puede llegar a tener consecuencias negativas para la vida de la persona tanto a corto como a largo plazo, como lo pueden ser el consumo de drogas, más riesgo a contraer enfermedades de transmisión sexual, e incluso más riesgo de caer en conductas delictivas.

 

Bases neurológicas de la impulsiv¡dad.

​​La impulsividad no puede ser entendida, como una conducta aislada, más bien se trata de una tendencia a actuar de forma rápida y sin meditación alguna, con el objetivo de resolver una situación o manejar una emoción. 

Todo esto se explica mejor al investigar qué partes del cerebro y qué estructuras se asocian a la impulsividad. 

Una de las zonas del cerebro más relacionadas con la impulsividad es la corteza prefrontal, esta se encarga de que nosotros seamos capaces de razonar sobre nuestros actos, así como también se encarga de la planificación y de la capacidad para inhibir conductas o pensamientos no deseados, por lo que un daño en esta zona implicaría cambios de personalidad e incluso, problemas de impulsividad. 

En nosotros, se encuentran dos neurotransmisores muy importantes encargados de establecer ciertas conexiones en el cerebro, estos son la serotonina y la dopamina. Se ha observado que un nivel bajo de serotonina se asocia a mayor impulsividad, lo que provoca en la mayoría de las veces la participación en actividades de riesgo. La dopamina, se relaciona con la impulsividad en su exceso; puesto que el aumento de esta provoca una sensación placentera, la cual la persona va a seguir buscando.


Cómo reconocer los comportamientos impulsivos.

La impulsividad consiste en la necesidad urgente de satisfacer un deseo; es una necesidad de gratificación inmediata que provoca cierta tensión emocional y que pone en marcha comportamientos de forma casi automática con el fin de evitar el malestar. La urgencia y el automatismo impiden que podamos reflexionar sobre sus consecuencias a mediano y largo plazo.

Así, la impulsividad se caracteriza por una dificultad en el control de la conducta, una incapacidad de resistir el impulso.

El resultado son reacciones exageradas, impaciencia, exigencia, ira, dificultades y conflictos en las relaciones con los demás, poca tolerancia a la frustración y el aburrimiento, tendencia a la agresividad, adicciones. Esto puede provocar desde pequeños accidentes hasta conductas de riesgo.

Como es de esperar, también provoca mucho sufrimiento, vergüenza, culpa y remordimientos por sentir que no se tiene el control de la propia vida. Las explosiones, la tensión, el estrés y la ansiedad tienen un impacto importante sobre la autoestima y el autoconcepto.

 

¿Cómo es la intervención psicológica en el tratamiento de la impulsividad y la agresividad?

Los profesionales de la psicología podemos facilitar recursos que permitan mejorar la autoestima, la asertividad, las habilidades sociales o el autocontrol emocional, así como el entrenamiento en técnicas de relajación.

La intervención psicológica se realiza a varios niveles:

Cognitivo.

Incidiendo sobre los pensamientos de la persona podremos observar cambios conductuales significativos. Ayudando al paciente a identificar y corregir creencias disfuncionales o pensamientos irracionales, facilitaremos la generación de respuestas alternativas en la resolución de conflictos.

Conductual.

A este nivel se facilitan técnicas con el fin de disminuir la conducta, como por ejemplo la técnica del “tiempo fuera”, retirando a la persona del medio que ha propiciado la conducta no deseada, alejándola así del contexto que refuerza el comportamiento que queremos evitar.

Emocional.

Finalmente, a este nivel se identifican los indicadores emocionales que preceden la aparición de la conducta violenta.  Reconocer dichos indicadores servirá al individuo para anticiparse y evitar la pérdida de control.  Además, no hay que olvidar el trabajo para mejorar la expresión emocional, proporcionando recursos con el objetivo de conocer los propios sentimientos para así poder manejarlos adecuadamente.

 

¿Es necesario combinar la psicoterapia con un tratamiento farmacológico?

Considerando que, con cierta frecuencia, la conducta impulsiva se encuentra asociada al trastorno bipolar, los trastornos psicóticos, el abuso de sustancias, el juego patológico o los trastornos de la conducta alimentaria, es preciso considerar la necesidad de un tratamiento farmacológico y por ello, las intervenciones terapéuticas coordinadas con psiquiatría.

 

Algunos consejos generales para contrarrestar los patrones de conducta impulsivos.

1. Identificar el origen.

Identificar en todo momento el detonante de nuestra impulsividad, anotarlos en un papel, ello nos permitirá evitar cualquier situación crítica o bien trabajar para superar dicho problema.

2. Aprender mecanismos de relajación.

Algunos de los mecanismos de relajación más habituales que podemos aprender son el Mindfulness o técnica de la atención plena, el yoga o la relajación muscular progresiva.

3. Realizar respiraciones profundas.

Aprender a realizar respiraciones profundas y conscientes en momentos determinados es una de las mejores formas de relajarnos y tomar el control de la situación en casi cualquier momento. Inhalar, sostener, exhalar.

La respiración propia del Mindfulness nos ayuda a reducir las pulsaciones y mantenernos suficientemente calmados para reaccionar de manera adaptativa a cualquier situación.

4. Crear pautas de conducta claras y estructuradas.

Estas pautas son un conjunto de acciones que debemos memorizar y poner en práctica en caso de atravesar por un episodio de impulsividad; así sabremos en todo momento qué hacer si esto ocurre y con el tiempo interiorizamos cada una de dichas acciones hasta que se conviertan en una respuesta natural.

5. Poner en práctica hábitos de vida saludables

Unos hábitos de vida saludables puestos en práctica diariamente nos ayudarán a tener una vida más relajada y controlada, con la que podremos evitar con mayor seguridad, cualquier tipo de impulsividad en el día a día. Esto se debe a que cuanto mejor estemos físicamente, menos vulnerables seremos al estrés y a la ansiedad.

Estos hábitos de vida son muy diversos e incluyen dormir un número adecuado de horas para descansar correctamente, levantarnos y acostarnos a la misma hora todos los días, tener una dieta equilibrada y realizar actividad física frecuentemente.

6. Evitar situaciones estresantes innecesarias.

Una vez sepamos qué situaciones nos hacen perder el control y cuáles son los detonantes principales de nuestra impulsividad, debemos evitar diariamente todas aquellas situaciones que nos hagan sentir estrés.

Esto puede lograrse también manteniendo un horario de tareas diarias o semanales organizado que nos permita completar con éxito todas nuestras obligaciones sin prisa, pero sin pausa, y sin ceder o abandonar las metas a muy corto plazo que afectarán las metas a mediano y largo plazo.

7. Tener un diario emocional.

Como se ha indicado, apuntar diariamente las situaciones o detonantes que nos empujan a ser impulsivos puede ser una buena forma de conocernos a nosotros mismos y de empezar a superar nuestro problema.

Esta estrategia es conocida como "diario emocional" y consiste en detallar por escrito los sentimientos negativos y positivos que podemos sentir durante los períodos emocionalmente intensos, para reconocerlos y aprender a comprenderlos y/o superarlos.

Situationship


      “Tropezar no es malo, encariñarse con la piedra sí.”

Ps. Rocxana Croce P.

Una situationship reemplaza a la tradicional “relación amorosa” por la “situación amorosa”, donde las personas involucradas acuerdan mantener una conexión física y emocional sin necesidad de etiquetarla o proyectarse a largo plazo en un futuro juntos.

Especialistas en el tema revelan que esta ‘situación’ resuelve y cubre necesidades referentes al sexo, la intimidad, el romance, la compañía o cualquier otra similar.

El compromiso, la convivencia y el matrimonio como el fin máximo de la pareja quedan fuera de toda opción.

Un estudio realizado a estudiantes universitarios norteamericanos reveló que la generación Z es la más reacia a comprometerse en una relación, ya que consideran que el mantenerla abierta y sin ataduras, trae mayores beneficios en su vida personal.

En una época de post pandemia, de inestabilidad económica, política, social e incluso ambiental, muchísimos jóvenes prefieren priorizar su propio crecimiento, tanto a nivel personal, profesional o financiero.

Expertos concuerdan que la razón de esta decisión se basa en que estos postmilenials quieren evitar los posibles riesgos del apego emocional, pero sin llegar a desatender sus necesidades físicas y emocionales, anteponiendo siempre en primer lugar su educación y profesión.

 

Los riesgos

Este enfoque pragmático del amor se presenta como liberador y honesto; sin embargo, también podría tener consecuencias negativas para quienes la adoptan.

Navegar por una situationship puede ser emocionalmente desafiante.

La ausencia de expectativas claras y la incertidumbre sobre el futuro de la relación, puede convertirse en una fuente de estrés constante.

Esta ambigüedad nos hace cuestionar nuestro lugar en la vida y a veces hasta nuestra propia valía personal, además, la falta de claridad sobre lo que la relación significa para las personas puede desencadenar ansiedad, especialmente para aquellos que en el fondo desean seguridad y certeza.

Psicológicamente este tipo de dinámica puede actuar como un espejo reflejando nuestras inseguridades más profundas y nuestros patrones de apego.

Las personas con un estilo de apego ansioso, por ejemplo, pueden encontrar estos escenarios particularmente estresantes ya que la falta de confirmación sobre el estatus de la relación alimenta sus temores de rechazo y abandono.

Comprender tus propios deseos y necesidades es crucial, este autoconocimiento te permite establecer límites saludables y comunicar claramente tus expectativas.

La psicología sugiere que una comunicación efectiva es fundamental para la resolución de conflictos y el establecimiento de relaciones satisfactorias.

De acuerdo con declaraciones de expertos, la idea de que una situationship funciona como la mejor forma de ser radicalmente honesto y transparente, pero no siempre se amolda a la realidad. En muchos casos, se torna difícil que ambas partes lleguen a alinearse del todo y coincidir, resultando en una probable ruptura. Además, el miedo al cambio podría camuflarse tras una máscara de aparente actitud liberal y perjudicar emocionalmente a las personas involucradas.

Sea como sea, está claro que la situationship está ganando cada vez más adeptos que buscan un respiro entre los parámetros ideales de pareja y las dificultades de la vida moderna.

Quienes están habituados a las relaciones casuales se sentirán más cómodos con ellas.

Es frecuente que quienes priorizan su carrera profesional, académica u otras áreas de su vida, opten por estos vínculos.

Por el contrario, las personas que buscan estabilidad y seguridad constantes, tanto en vínculos amorosos como amistosos, no tienen el mejor perfil para las situationship. El terreno de lo indefinido puede causar expectativas falsas e incluso la ansiedad de no proyectar a futuro.

 

Veamos las señales que pueden indicar que estás en una situationship o relación casual.

1. Es una relación básicamente informal

Desea mantener la relación lo más informal posible.

2. No hay crecimiento en la relación.

Permanece estancado y muchas veces se vuelve aburrido.

3. No se habla del futuro.

No ven ningún futuro potencial en la relación, lo que demuestra que no lo tomas en serio.

4. No hay exclusividad.

Como no se es exclusivo con nadie, se puede salir incluso paralelamente con otras personas.

5. Sus amigos o familiares no saben nada de ti ni tú de ellos.

Es común que las personas en situationship mantengan alejadas a sus familias y amistades. Al no confiar en la durabilidad del vínculo, se prefieren evitar presentaciones y momentos conjuntos, a fin de evitar posteriores explicaciones

6. Sin intimidad emocional.

7. Hay inconsistencia e inestabilidad en la relación.

No ves ninguna consistencia ni estabilidad en la relación, es bastante desordenada, con líneas que no están bien definidas, y ninguno de los dos desea pensar seriamente en la relación.

8. Se mantienen conversaciones triviales o superficiales.

No hay una comunicación sana entre ustedes dos y se trata más bien de la intimidad física que comparten.

9. No estás apegado a ellos ni sientes nada por ellos en particular.

el incentivo es satisfacer básicamente los deseos sexuales, desconectarse de los problemas y divertirte un poco en la vida.

10. Su compañía no aporta nada relevante a tu vida.

la compañía de esa persona no agregue ningún tipo de beneficio o valor a tu vida. Si se va o termina la relación, no te afectará de esa manera y podrás superarlo

 

¿Puede una relación situacional convertirse en una relación?

Sí, una relación de situación puede convertirse definitivamente en una relación comprometida si ambas partes están listas para ese tipo de compromiso. Si tanto tú como tu pareja están listos para dejar atrás sus hábitos iniciales de estar en una relación de situación y están de acuerdo en darle una oportunidad a una relación comprometida, una relación de situación puede convertirse en una relación formal.

Sin embargo, es importante conversar de antemano para que no haya malentendidos una vez que empieces a involucrarte.

Si te encuentras dentro de una situationship y esto está impactando tu bienestar, recuerda que buscar apoyo es un signo de fortaleza. Un espacio terapéutico puede proporcionarte la claridad y las herramientas necesarias para abordar tus emociones de manera constructiva y tomar decisiones más informadas sobre tu relación.  En última instancia cada relación es una oportunidad para aprender mas sobre nosotros mismos, sobre nuestros deseos y necesidades en el amor y en la vida

Abraza cada experiencia con curiosidad y apertura, pero nunca comprometas tu bienestar emocional.

 

El Poliamor

  Porque para quererte no necesito tenerte, te quiero libre; conmigo o sin mí. Te ofrezco mis brazos para estar juntos, o te doy mis alas pa...