"Entre lo que pensamos, lo que queremos decir, lo que creemos decir, lo que decimos, lo que queremos oír, lo que oímos, lo que creemos entender y lo que entendemos, existen nueve posibilidades de no entenderse"
"Mi prima pasó a mi lado y no me saludó, ni que yo fuera invisible. La próxima vez mejor ni la miro o espero que ella me salude."
"Mi esposo me pidió que le pase unas galletas de esas que me toman muchas horas prepararlas; no me hizo ningún comentario, es más, ni me dio las gracias! Seguro mis galletas estaban desabridas.... o ya no me quiere."
"El nuevo administrador es bien serio, no habla casi, parece sobrado."
El saludo, las galletas, el administrador son ejemplos de las veces que tendemos a sacar conclusiones apresuradas en base a interpretaciones que no necesariamente se ajustan a la realidad.
Tiene mucho que ver en éste tema el peso de las experiencias pasadas que influyen en nosotros, en la interpretación subjetiva más que racional que le demos a los hechos.
Tiene mucho que ver en éste tema el peso de las experiencias pasadas que influyen en nosotros, en la interpretación subjetiva más que racional que le demos a los hechos.
Si ya de por si es complicado entender las intenciones de las otras personas, es necesario entendernos nosotros mismos en nuestros pensamientos y conclusiones sobre lo que sucede, esto evitará un malentendido y perder amistades, trastocar afectos, entorpecer vínculos, marcar distancias que se tienden incluso a alargar en el tiempo en base a ideas erradas, que no siempre concuerdan con la verdadera intención de la otra persona.
Vemos entonces la riquísima complejidad de la comunicación humana que puede llevarnos a los malentendidos, pero también a un encuentro lleno de entendimientos.
Si juzgo menos, si pregunto para entender, si finalmente controlo mis pensamientos negativos, harán que las posibilidades de comprender sean mayores y de esa forma conservar las relaciones interpersonales en el tiempo.
Ps. Rocxana Croce P.