"La Navidad se pinta del color de tus emociones más profundas”
La
navidad es la época del año en el que se experimentan muchas emociones y
sentimientos y dependerán de las experiencias, de los recuerdos y
del momento que vive cada persona.
La mayoría de las emociones en esta época son
positivas como la alegría, el entusiasmo, la sorpresa, el amor, la unión y las ganas
de compartir con nuestros familiares y amigos más cercanos.
Pero
la navidad puede conllevar también una carga de nostalgia, como la tristeza por las ausencias,
por los que ya no están, o de desilusión por no cumplirse algunas expectativas.
Y
es que, las emociones o el estado de ánimo que manifestemos en esta época, no
sólo depende del ambiente en el que nos encontremos, sino también de nuestra
situación actual, y los eventos que hayan ocurrido en fechas cercanas.
La
navidad, por tanto, tiende a intensificar todo tipo de experiencias,
negativas o positivas. Por ello si se acaba de perder a un ser querido, o se atraviesa una ruptura afectiva o se está lejos
de casa, el impacto emocional es considerablemente mayor.
Esta
es la época en la que más presente se viven las ausencias de cualquier tipo. Es
entonces cuando se complica el manejo de emociones, porque es difícil
mostrarse alegre tal y como se esperaría, lo cual puede generar frustración y
malestar.
También
es habitual que en las navidades nos podamos sentir más cansados y eso
desequilibra nuestro mundo emocional.
Los
sentimientos en sí son necesarios y son respuestas naturales, por ello, lo
más recomendable es reconocer, identificar nuestras emociones y aceptarlas.
Porque
de lo contrario, una mal gestión emocional puede crear sobrecarga emocional, y fomentar la posible insatisfacción y desconexión
con el momento presente.
Las
emociones más frecuentes en Navidad son:
-
La Alegría e ilusión sobre todo por el reencuentro con la familia, etc.
-
La Tristeza por las ausencias, cuando algún familiar ya no puede estar con
nosotros.
-
El posible estrés por las actividades alrededor de la misma fecha
-
La Frustración, cuando no se cumplen las expectativas.
-
La Apatía, tristeza, y desanimo al finalizar las fiestas y tener que retomar la
rutina diaria.
Para
poder sentir todas estas emociones positivas y negativas, lo mejor que podemos
hacer es:
a)
Identificar cómo nos sentimos (si estamos alegres, tristes, melancólicos,
iracundos, etc.)
b) Comprender nuestro
estado de ánimo, es decir, encontrar el motivo que nos hace sentir así y
c)
Regular nuestras emociones, intentando adaptarnos a cada situación, sin que
esto implique, camuflar nuestro estado de ánimo.
A
partir de ello podemos:
a)
Respetar las emociones y sentimientos de cada persona, sabiendo que son
individuales y muchas veces, circunstanciales.
b)
No emitir juicios, pues cada persona vive sus emociones y situaciones de
acuerdo a sus valores y creencias.
c)
Promover el ser auténticos y asertivos, expresando lo que pensamos y
sentimos sin herir a los demás o descalificar sus opiniones, de esta forma se
evitan conflictos y se promueve la unión familiar.
d)
Relativizar, es decir, no darle a estos días más importancia de la que
realmente tiene para cada persona.
Algunos Consejos para gestionar las emociones en Navidad:
1.
Intenta mantener tus rutinas. Aunque hagamos cosas distintas y especiales
y aunque tengamos celebraciones acordadas, es importante en la medida de lo
posible mantener ciertas rutinas como son los horarios de ir a la cama, comidas, etc.
2. Expresemos nuestras emociones y permitamos
a los demás que también lo hagan. Las emociones son algo natural y forman parte de las personas. Es bueno mostrarlas
y poner nombre a lo que nos pasa por dentro.
3. Procuremos
que las actividades nos ayuden a desconectarnos y relajarnos.
4. Recordemos
con alegría a los que nos están entre
nosotros.
5. Cuando hay varios niños en
casa debemos tratemos de evitar actitudes por nuestra parte que alimenten
los celos y dedicar el mismo tiempo y espacio a cada niño
6. Tengamos
paciencia con todos en estos días y no escatimemos en las muestras de
afecto.
La
experiencia de la Navidad es, sobre todo, celebrar el sentimiento de la ternura, del amor, donde
uno se reencuentra con el afecto hacia los familiares y los seres más próximos,
haciendo una pausa en nuestras
actividades habituales para cultivar esta dimensión tan humana.
Al
fin y al cabo, los sentimientos –y no tan solo los razonamientos– nos pueden
ayudar a tomar conciencia de nosotros mismos, de los otros y de que la Navidad,
nos une, nos vincula.
Que
la navidad sea una oportunidad para desarrollarnos y crecer espiritual y emocionalmente entre
las personas que se encuentran con nosotros.
¡Feliz
navidad para todos!
Ps. Rocxana Croce P.