“Mi consejo es: nunca hagas mañana lo que puedas hacer hoy. La procrastinación es la ladrona del tiempo, atrápala”. Charles Dickens (“David Copperfield”)
La procrastinación, es el hábito
de posponer o aplazar determinadas actividades y hacer en su lugar
otras más agradables. En otras palabras,
procrastinar es “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”.
Por ejemplo, se procrastina cuando en
lugar de hacer un informe importante del
trabajo y que te resulta algo exigente, decides hacer otra tarea más
sencilla y que parece más gratificante, postergando el inicio del informe.
También se acaba
procrastinando cuando sabiendo que se tiene pronto un examen y hay que
prepararse, se entra a las redes sociales perdiendo
valioso tiempo.
Cada vez que caemos en este mal hábito
nos alejamos de nuestros objetivos.
Sin duda que todos en algún momento
hemos procrastinado. Ojo, darle a
nuestro cuerpo y mente un descanso cuando lo necesite no es procrastinación, es
importante no confundirlo, porque también necesitamos nuestra pausa.
La procrastinación es una conducta muy
común. La buena noticia es que, al ser una conducta aprendida, también se puede
desaprender.
Pero, ¿por qué procrastinamos? podemos
encontrar distintas causas:
-Por ejemplo, hay personas que son bastante
perfeccionistas que no empiezan una tarea por miedo a no poder
finalizarla con la perfección que les gustaría. Su cerebro les engaña y les hace
creer que no es el mejor momento para hacerla.
-Otras veces, se pospone algo porque
ante tareas muy complejas no se sabe por dónde empezar, pensamos que son
difíciles, que no estamos preparados para hacerlas justo en este momento y
que sería mejor aplazarla para otra ocasión.
-También es probable que se
procrastine a causa de los sentimientos negativos, cuando uno se siente
estresado, indeciso, o incluso aburrido, es más probable que se recurra a esta
conducta, como una tendencia natural de
las personas a evitar cosas desagradables o con cierta complejidad. Siendo conscientes de que esto nos
sucede, controlemos los sentimientos negativos, gestionando algunas situaciones
que favorecen su aparición.
-En otros caos, la postergación
simplemente es el resultado de nuestra pereza. No hacemos una tarea
concreta por falta de ganas y porque es mucho más divertido revisar los tik toks,
leer el Twitter, jugar o ver un capítulo
nuevo de nuestra serie favorita.
A continuación, daremos
algunas estrategias para evitar procrastinar
1. Acepta
la incomodidad: Una de las razones
por las que aplazamos algo es
porque rechazamos inconscientemente la incomodidad del
deber al que nos cuesta enfrentarnos. Nuestra mente se rebela y acabamos
haciendo otra actividad.
Por lo tanto, acepta que habrá cosas
que tendrás que hacer que no serán demasiado cómodas. No siempre podremos hacer
aquello que nos gusta, habrá algunas situaciones de desagrado.
Pero cultiva la paciencia y la comprensión, para poder llegar a la
aceptación.
Cuando nos enfrentamos con nuestros
límites y los superamos, ello nos motiva, tenemos pensamientos positivos sobre
nuestra propia capacidad (autoestima), lo que propicia que nos enfrentemos a
otras situaciones con éxito. Por el contrario, procrastinar impide este
proceso, haciéndonos sentir culpables y peor con nosotros mismos.
2. Ponte plazos: Cuando
no hay un plazo concreto para terminar una actividad, puede permanecer en
nuestra lista de tareas o pendientes hasta el infinito. Los plazos nos ponen las pilas, escríbelos
para que puedas verlos y táchalos de la lista cuando estén acabados.
En si Los plazos nos obligan a
trabajar por objetivos, y no hacerlo todo de golpe si nos organizamos bien, así
podemos tener una vida más tranquila y con menos prisas. Determina tus plazos e
intenta respetarlos.
3. Ponte un horario: Si
puedes, haz siempre el mismo tipo de actividades a la misma hora para
acostumbrarte y crear habito. Escribe un horario que puedas ver y que te
sirva de organización.
Lo que sí, debes de ser honesto contigo mismo y ponerte un
horario que puedas cumplir. Empezar con unas pocas horas y luego ir
incrementándolas.
4. Limpia tu lista de actividades
inmediatas: ¿Conoces la regla de los 2 minutos? Consiste
en aquello que vaya a llevarte 2
minutos o menos, nunca lo dejes para después. La sensación de
actividad terminada es muy gratificante y motivadora para seguir con otras actividades, además de
que ahorras mucho tiempo a la larga.
Por ejemplo, envía ese email o
WhatsApp pendiente, recoge tu ropa, apunta la cita para la semana que viene… se
trata de hacerlo en el momento y no dejarlo para más tarde, pues al final
podríamos acabar olvidándolo.
5. Divide tu tarea en tareas más
pequeñas: A veces, lo que nos echa para atrás es la magnitud de la tarea a
la que nos tenemos que enfrentar. Por eso, dividir una tarea en subtareas
o mini tareas hace que psicológicamente nos enfrentemos a ella con menos
aversión y, por tanto, que tendamos menos a postergar.
Organizarnos por objetivos es una
buena práctica, ya que nos permite ir consiguiendo poco a poco nuestras metas.
Empieza por lo más sencillo o por la base de construcción de tus sueños para
luego poder edificarlos. Sin prisa, pero sin pausa. Con esfuerzo y con ganas.
- Puedes usar la Matriz de Eisenhower para
priorizar tus tareas. Según esta matriz:
- Si una tarea es urgente, hazla ya.
- Si es urgente pero no es importante, delégala
a otra persona.
- En el caso de las tareas no urgentes, pero sí
importantes, planifícalas.
Si no es urgente ni
tampoco es importante, postérgala o elimínala
6. Establece recompensas: La motivación es una fuerza muy potente, que te empuja a realizar
esfuerzos para conseguir lo que deseas. En este sentido, es lo opuesto a la
procrastinación, porque te anima a aplazar recompensas inmediatas para
lograr recompensas mayores a largo plazo.
Busca la motivación, haciendo actividades que justamente te motiven. Cada vez que termines una parte de la tarea,
date una pequeña recompensa establecida previamente. Puede ser comer algo
que te guste, dar un pequeño paseo, leer un capítulo de un libro, ver la tele
diez minutos, bailar …… ¡lo que te motive!
7. Programa tiempo de descanso: Es
mejor prever el tiempo de descanso para
que no se descontrole y acabes procrastinando. Una buena idea es 45 a 50
minutos de actividad y diez de descanso. Tómate un respiro entre tarea y
tarea. No siempre puedes estar rindiendo al máximo.
Nuestra mente y nuestro cuerpo también
necesitan ventilarse y descansar, no podemos estar sometiéndolos a niveles de
estrés continuos. Hacer pequeñas pausas les permitirá renovar energías y
ponerse de nuevo a la tarea consiguiendo un rendimiento óptimo.
8. Programa tiempo de descanso en la
semana: Si no te dejas ningún día libre a la semana es mucho más
probable que pierdas el tiempo sin proponértelo y que rindas menos. El
cuerpo necesita disciplina tanto como desconectar. Si no le das el
descanso que necesitas, acaba desconectando sin tu permiso. Busca al menos
un día a la semana para ti.
9. Genera el entorno adecuado: Para
cualquier actividad que requiera concentración o disciplina, lo ideal es
desconectar el celular, internet y mantenerse alejado de cualquier fuente de distracción
que sabes que va a tentarte. Cuantos menos entretenimientos tengas a mano, más
difícil será que acabes procrastinando.
Despréndete de las distracciones para
poder conectar contigo mismo. De lo contrario, siempre estarás
desconectado y ni siquiera sabrás cuáles son tus necesidades, pues te
distraerás. Si apartas de tu lado aquello que desvía tu atención, evitarás
procrastinar y fortalecerás la conexión interna contigo.
10. Aprende a decir no: A
veces, los deberes son inevitables, pero otras adquirimos responsabilidades que
no tendríamos por qué hacer y las postergamos porque no queremos
hacerlas. Saber decir
que no a lo que no es necesario o útil, es
una manera muy valiosa de ganar tiempo y energía para lo verdaderamente
importante.
Ps. Rocxana Croce P.