martes, 6 de diciembre de 2022

Procrastinar: dejar las cosas para mañana

“Mi consejo es: nunca hagas mañana lo que puedas hacer hoy. La procrastinación es la ladrona del tiempo, atrápala”. Charles Dickens (“David Copperfield”)

 

La procrastinación, es el hábito de posponer o aplazar determinadas actividades y hacer en su lugar otras más agradables.  En otras palabras, procrastinar es “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”.

Por ejemplo, se procrastina cuando en lugar de hacer un informe importante del  trabajo y que te resulta algo exigente, decides hacer otra tarea más sencilla y que parece más gratificante, postergando el inicio del informe.

También se acaba procrastinando cuando sabiendo que se tiene pronto un examen y hay que prepararse, se entra a las redes sociales perdiendo valioso tiempo.

Cada vez que caemos en este mal hábito nos alejamos de nuestros objetivos.

Sin duda que todos en algún momento hemos  procrastinado. Ojo, darle a nuestro cuerpo y mente un descanso cuando lo necesite no es procrastinación, es importante no confundirlo, porque también necesitamos nuestra pausa.

La procrastinación es una conducta muy común. La buena noticia es que, al ser una conducta aprendida, también se puede desaprender.

Pero, ¿por qué procrastinamos? podemos encontrar distintas causas:

 -Por ejemplo, hay personas que son bastante perfeccionistas que no empiezan una tarea por miedo a no poder finalizarla con la perfección que les gustaría. Su cerebro les engaña y les hace creer que no es el mejor momento para hacerla.

-Otras veces, se pospone algo porque ante tareas muy complejas no se sabe por dónde empezar, pensamos que son difíciles, que no estamos preparados para hacerlas justo en este momento y que sería mejor aplazarla para otra ocasión.

-También es probable que se procrastine a causa de los sentimientos negativos, cuando uno se siente estresado, indeciso, o incluso aburrido, es más probable que se recurra a esta conducta, como una  tendencia natural de las personas a evitar cosas desagradables o con cierta complejidad.  Siendo conscientes de que esto nos sucede, controlemos los sentimientos negativos, gestionando algunas situaciones que favorecen su aparición.

-En otros caos, la postergación simplemente es el resultado de nuestra pereza. No hacemos una tarea concreta por falta de ganas y porque es mucho más divertido revisar los tik toks, leer el Twitter, jugar  o ver un capítulo nuevo de nuestra serie favorita.

A continuación, daremos algunas estrategias para evitar procrastinar

1. Acepta la incomodidad: Una de las razones por las que aplazamos algo  es porque rechazamos inconscientemente la incomodidad del deber al que nos cuesta enfrentarnos. Nuestra mente se rebela y acabamos haciendo otra actividad.

Por lo tanto, acepta que habrá cosas que tendrás que hacer que no serán demasiado cómodas. No siempre podremos hacer aquello que nos gusta, habrá algunas situaciones de desagrado. Pero cultiva la paciencia y la comprensión, para poder llegar a la aceptación.

Cuando nos enfrentamos con nuestros límites y los superamos, ello nos motiva, tenemos pensamientos positivos sobre nuestra propia capacidad (autoestima), lo que propicia que nos enfrentemos a otras situaciones con éxito. Por el contrario, procrastinar impide este proceso, haciéndonos sentir culpables y peor con nosotros mismos.

2. Ponte plazos: Cuando no hay un plazo concreto para terminar una actividad, puede permanecer en nuestra lista de tareas o pendientes hasta el infinito. Los plazos nos ponen las pilas, escríbelos para que puedas verlos y táchalos de la lista cuando estén acabados.

En si Los plazos nos obligan a trabajar por objetivos, y no hacerlo todo de golpe si nos organizamos bien, así podemos tener una vida más tranquila y con menos prisas. Determina tus plazos e intenta respetarlos.

3. Ponte un horario: Si puedes, haz siempre el mismo tipo de actividades a la misma hora para acostumbrarte y crear habito.  Escribe un horario que puedas ver y que te sirva de organización.

Lo que sí, debes de  ser honesto contigo mismo y ponerte un horario que puedas cumplir. Empezar con unas pocas horas y luego ir incrementándolas.

4. Limpia tu lista de actividades inmediatas: ¿Conoces la regla de los 2 minutos? Consiste en  aquello que vaya a llevarte 2 minutos o menos, nunca lo dejes para después. La sensación de actividad terminada es muy gratificante y motivadora para seguir con otras actividades, además de que ahorras mucho tiempo a la larga.

Por ejemplo, envía ese email o WhatsApp pendiente, recoge tu ropa, apunta la cita para la semana que viene… se trata de hacerlo en el momento y no dejarlo para más tarde, pues al final podríamos acabar olvidándolo.

5. Divide tu tarea en tareas más pequeñas: A veces, lo que nos echa para atrás es la magnitud de la tarea a la que nos tenemos que enfrentar. Por eso, dividir una tarea en subtareas o mini tareas hace que psicológicamente nos enfrentemos a ella con menos aversión y, por tanto, que tendamos menos a postergar.

Organizarnos por objetivos es una buena práctica, ya que nos permite ir consiguiendo poco a poco nuestras metas. Empieza por lo más sencillo o por la base de construcción de tus sueños para luego poder edificarlos. Sin prisa, pero sin pausa. Con esfuerzo y con ganas.

  • Puedes usar la Matriz de Eisenhower para priorizar tus tareas. Según esta matriz:
  1. Si una tarea es urgente, hazla ya.
  2. Si es urgente pero no es importante, delégala a otra persona.
  3. En el caso de las tareas no urgentes, pero sí importantes, planifícalas.

Si no es urgente ni tampoco es importante, postérgala o elimínala

6. Establece recompensas: La motivación es una fuerza muy potente, que te empuja a realizar esfuerzos para conseguir lo que deseas. En este sentido, es lo opuesto a la procrastinación, porque te anima a aplazar recompensas inmediatas para lograr recompensas mayores a largo plazo.

Busca la motivación, haciendo actividades que justamente te motiven.  Cada vez que termines una parte de la tarea, date una pequeña recompensa establecida previamente. Puede ser comer algo que te guste, dar un pequeño paseo, leer un capítulo de un libro, ver la tele diez minutos, bailar …… ¡lo que te motive!

7. Programa tiempo de descanso: Es mejor prever el tiempo de descanso para que no se descontrole y acabes procrastinando. Una buena idea es 45 a 50 minutos de actividad y diez de descanso. Tómate un respiro entre tarea y tarea. No siempre puedes estar rindiendo al máximo.

Nuestra mente y nuestro cuerpo también necesitan ventilarse y descansar, no podemos estar sometiéndolos a niveles de estrés continuos. Hacer pequeñas pausas les permitirá renovar energías y ponerse de nuevo a la tarea consiguiendo un rendimiento óptimo.

8. Programa tiempo de descanso en la semana: Si no te dejas ningún día libre a la semana es mucho más probable que pierdas el tiempo sin proponértelo y que rindas menos. El cuerpo necesita disciplina tanto como desconectar. Si no le das el descanso que necesitas, acaba desconectando sin tu permiso. Busca al menos un día a la semana para ti.

9. Genera el entorno adecuado: Para cualquier actividad que requiera concentración o disciplina, lo ideal es desconectar el celular, internet y mantenerse alejado de cualquier fuente de distracción que sabes que va a tentarte. Cuantos menos entretenimientos tengas a mano, más difícil será que acabes procrastinando.

Despréndete de las distracciones para poder conectar contigo mismo. De lo contrario, siempre estarás desconectado y ni siquiera sabrás cuáles son tus necesidades, pues te distraerás. Si apartas de tu lado aquello que desvía tu atención, evitarás procrastinar y fortalecerás la conexión interna contigo.

10. Aprende a decir no: A veces, los deberes son inevitables, pero otras adquirimos responsabilidades que no tendríamos por qué hacer y las postergamos porque no queremos hacerlas. Saber decir que no a lo que no es necesario o útil, es una manera muy valiosa de ganar tiempo y energía para lo verdaderamente importante.

Ps. Rocxana Croce P.


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