Ps.
Rocxana Croce P.
“La
mente es su propio lugar y en si misma puede hacer un cielo del infierno, y un
infierno del cielo.” John Milton.
Según
últimos estudios y publicaciones, el ser humano tiene alrededor de 80,000
pensamientos diarios, de los cuales el 95% surgen de forma automática y de
ellos, el mayor porcentaje son negativos (80%).
Solo
darse cuenta de ello resulta agotador, sin tomar en cuenta cuando se producen
pensamientos recurrentes, que son aquellos que no dejamos ir y le damos vuelta
y los pensamos y sobre pensamos y regresamos a pensarlos de nuevo, de tal manera
que nos dejan agotados porque son incomodos e incluso perturbadores en muchos
casos. Paradójicamente a las alegrías les damos menos pensamiento que a las
preocupaciones o angustias.
Por
lo general, los pensamientos o son del pasado y generan culpas o cargos de
conciencia, o son del futuro que generan ansiedad y miedos a lo incierto.
Los
pensamientos tienen un poder sobre nuestra mente que muchas veces no lo tomamos
en cuenta. Constituyen poderosos imanes que tiene una gran fuerza de atracción.
La
calidad de los mismos determina nuestra salud física, mental, espiritual y
también afecta nuestras relaciones y en general nuestra vida.
Todos
nuestros pensamientos generan sentimientos que provocan comportamientos.
Constantemente estamos generando pensamientos y dentro de ellos algunos son
positivos, otros no tanto y otros son hasta peligrosos.
A veces estamos incluso atados a determinados
pensamientos, como lastres que no dejan de dar vueltas en la cabeza.
No
es inusual escuchar en la consulta frases como: "no me puedo sacar ese
pensamiento de la cabeza", "solo cuando duermo dejo de pensar en
ello".
A
modo de metáfora, los peces nadan en el agua de una manera natural. No “saben”
que están bajo el agua, simplemente nadan.
Para
los seres humanos pensar resulta algo parecido. Los pensamientos son
nuestro elemento natural.
Estamos
tan inmersos en ellos que rara vez somos conscientes de que están
ahí. Nadar en nuestros pensamientos es nuestro estado natural.
Muchas
veces no somos conscientes de que los pensamientos están y actuamos de forma
automática, como si escucháramos el sonido de la ciudad, nos habituamos a
ellos, quizás también es parte de nuestra evolución, ya que sin su existencia
no podríamos sobrevivir a cada obstáculo que nos presenta la vida.
Nuestros
pensamientos, emociones y conductas están íntimamente interconectados, muchas
veces no estamos conscientes de lo que pasa por nuestra mente, sino que solo
percibimos nuestras emociones desagradables.
Es
decir, puedo identificar “fácilmente” que estoy triste, enojado, preocupado o avergonzado,
pero difícilmente puedo estar consciente de que esas emociones son producidas
por lo que pensamos.
Por
ejemplo: si mi intención es emprender una empresa, pero pienso que hay
mucha competitividad, es probable que sienta incertidumbre y frustración y lo
más probable es que haya desanimo y desista de emprender.
Esto implica
que la persona no está usando su capacidad de análisis y reflexión de manera
profunda sobre aquello que le sucede.
Respecto
a los pensamientos negativos, incomodos, rumiantes.
Es
importante que nos detengamos, lo pensemos y lo anotemos. Luego ayuda elaborar
un pensamiento racional, objetivo, realista que se adapte a la situación en
concreto.
Generalmente,
los pensamientos intrusivos no son reales. Se retroalimentan porque lo que
quieren es tener protagonismo, pero no son reales.
Entendamos
la importancia de darse el tiempo para analizar y aprender a manejarlos, ya que
muchas veces establecemos una relación con ellos, como si fuesen la única verdad
y no visualizamos otros horizontes, al punto de vivenciar consecuencias
devastadoras, en especial cuando estos pensamientos están cargados de aspectos
negativos y sabemos que luego nos producen sentimientos en ese mismo orden.
El
pensamiento, en general, es un diálogo con nosotros mismos en el que hacemos
afirmaciones sobre determinadas situaciones, es decir le damos un significado.
Pongamos atención en lo que pensamos y veamos cuánto poder y cabida le estamos
dando a alguno de ellos y hasta qué punto nos es beneficioso o todo lo
contario.
Una
fórmula para contrarrestar pensamientos negativos o dominantes es estar atentos
a ellos y de inmediato sustituirlos por otros positivos, más agradables, que le
resten la atención y disminuyan su poder. Con esto estamos ejerciendo el
control sobre los mismos y no dejamos que ellos nos controlen
Por
ejemplo, ayuda mucho que te hagas un espacio en el día, puede ser a primera
hora al levantarte o al final del día o las veces que uno considere necesario,
busca un lugar donde no haya interrupciones, respira profundo al menos unas
cinco veces, trae a tu mente ese pensamiento y analiza dónde lo sientes, qué
sientes y si puedes cambiar algo sobre el mismo, por ejemplo, tu actitud, tu
involucramiento en él o tu falta de interés sobre el mismo.
Después
del análisis determina si vale la pena dedicarle toda esa energía que te
consume o no. Según la decisión que tomes actúa y verás como ese pensamiento
evoluciona en algo que te agradará o te dará mejores resultados.
Recuerda
que el cambio siempre empieza por ti, en lo interno. y que no solo somos lo que
comemos, sino también lo que pensamos.
No
se puede pensar de forma negativa y vivir de forma positiva.
Tomemos en cuenta lo siguiente:
·
Identifiquemos
nuestros pensamientos.
·
Reemplacemos
aquellos que no merezcan importancia, desmonta los pensamientos irreales,
negativos cambiándolos por otros más realistas y tranquilizadores.
·
Atraigamos pensamientos
positivos.
·
Concentrémonos en
soluciones.
·
Si la situación es
inmanejable, conversemos con alguien, de preferencia un psicoterapeuta.
·
Es aconsejable relajarnos,
distraernos para "ventilarnos" mentalmente.
·
Durante el
proceso, ser tolerantes con uno mismo (paciencia), recuerda que la forma de
pensar y sentir requiere tiempo y trabajo, lo más importante es identificarlo e
ir uno a uno transformándolos.
Por último, hay que tener en cuenta que si hay pensamientos que limitan tu vida, es necesario asistir a terapia con un profesional de la salud mental, preparado para ayudarte.