jueves, 30 de mayo de 2024

LA INDEFENSION APRENDIDA


 El bienestar no puede existir sólo en nuestra propia cabeza. El bienestar es una combinación de sentirse bien, así como encontrar un sentido en las buenas relaciones y la realización persona.

Martin Seligman.


La indefensión aprendida es un fenómeno psicológico que puede afectarnos tanto cognitivamente como afectivamente. Cambia nuestro pensamiento, nuestra percepción, el modo de ver el mundo e incluso a nosotros mismos. La indefensión aprendida tiene como base un tipo de razonamiento negativo donde uno mismo, se ve como incapaz de cambiar una situación.

Pocas cosas pueden llegar a ser tan destructivas como el pensar que no seremos capaces de nada. De cambiar nada. De conseguir nada.  La indefensión aprendida puede hacer además que caigamos en lo que se llama “pensamiento rumiante”, es decir, el pensar una y otra vez en nuestros fracasos, en nuestra “inutilidad” para conseguir cosas, para salir airosos.

Es sin duda el paso previo que nos hará caer en una depresión en caso de volverse crónico.

La indefensión aprendida fue descubierta por Martin Seligman y sus colaboradores.

Significa que, cuando una persona o animal se enfrenta a una situación negativa de la cual no puede escapar, “aprende” a mantenerse indefensa, incluso cuando las condiciones cambian y ya se puede ejecutar una respuesta de huida.

Seligman y sus investigadores realizaron un experimento con perros encerrados en jaulas, donde se exponía a los perros a unas descargas impredecibles en tiempos, de las que no podían escapar.

El perro no emitía ya ninguna respuesta evasiva aun, por ejemplo, si la jaula hubiese quedado abierta. En otras palabras, había aprendido a sentirse indefenso y a no luchar contra ello.

Estas descargas eran como dijimos impredecibles y aleatorios, con el fin de que no pudieran generar un patrón de respuesta, puesto que no había un patrón en las descargas.

 Los perros, después de varios intentos de escape, aprendieron que no había forma de predecir ni de huir de las descargas, con lo que optaron por indefensión: parecían no hacer nada frente al estímulo adverso. Incluso cuando los investigadores cambiaron los parámetros y los perros podían escapar de las jaulas, estos se negaban a salir de ellas o a realizar movimientos para evitar las temidas descargas.

Lo curioso del experimento (sin entrar en la ética de este) es que este fenómeno se produce también en personas.

La buena noticia es que Seligman también descubrió que la indefensión aprendida se puede “desaprender”



¿Cómo se manifiesta la indefensión aprendida en personas?

Las personas que están expuestas a estímulos negativos impredecibles adoptan un comportamiento y unos pensamientos similares al estudio de Seligman, ya que pierden la capacidad de ver sus conductas de escape o afrontamiento como algo útil y eficaz para evitar la situación problemática.

Esto hace que una persona aprenda que debe modificar su respuesta de huida por otras de sumisión, con el fin de sobrevivir o adaptarse a la situación temida o peligrosa.

Como es fácil de entender estas respuestas pueden aparecer en situaciones de violencia, como al no poder escapar de un agresor, o en los vínculos cercanos, como son los comportamientos de sumisión en las víctimas de maltratos. La víctima no puede predecir cómo se comportará su agresor frente a su comportamiento ya que da igual lo que haga, el maltrato llegará de manera aleatoria.


Se ha comprobado que las personas expuestas a malos tratos al principio de la relación intentan huir o evadirse, sin embargo, cuando estas estrategias no frenan al abusador o al maltratador, se modifica su comportamiento y comienzan a comportarse de manera sumisa como forma de calmar al agresor.

Esto explica por qué adoptan comportamientos de sumisión, cuidado, complacencia e incluso de cariño.

 En realidad, estos comportamientos que pueden descolocar a un observador externo son estrategias aprendidas por la persona indefensa para calmar a otro que puede resultar peligroso e incluso, mortal.

 

¿Qué situaciones generan indefensión aprendida?

Un estudio con mujeres víctimas de malos tratos por parte de la pareja, sacó a la luz cuáles son los factores que llevan a una persona a sufrir indefensión aprendida:

El control, la posesión.

El aislamiento de la víctima.

Los malos tratos psicológicos.

Abuso de sustancias tanto en el maltratador como en la víctima

La modificación y el aumento en la intensidad y frecuencia de los malos tratos físicos o psicológicos.

El abuso sexual.

El ciclo de la violencia, que va desde la acumulación de la tensión, el episodio agresivo y la luna de miel o episodio sin tensión.

 

¿Qué síntomas genera la indefensión aprendida?

La persona afectada muestra pasividad, con el propósito consciente o inconsciente de cambiar las cosas o la conducta de su agresor

La Presencia de Pensamientos y creencias disfuncionales, donde la persona cree no tener ningún control sobre una situación dañina, sea físico psicológico.  Este patrón puede continuar, aunque la situación cambie.

La sensación de impotencia, donde siente que las cosas no se pueden mejorar.

La depresión: la indefensión aprendida puede generar cuadros graves si las circunstancias no cambian a tiempo o si no se recibe ayuda profesional.

Los aprendizajes y autoconocimiento negativos, donde La persona creerá que es impotente e incompetente, que no tiene salida ni recursos para cambiar las cosas. Esto hará que no intente salir de lo que está viviendo ni pedir ayuda, por lo que entrará en un círculo vicioso.

El Aislamiento

El Estrés

La Ansiedad.

El Desgano


¿Se puede desaprender la indefensión?

Sí, cualquier comportamiento aprendido es posible de ser modificado. Lo primero es desaprender este sentimiento de indefensión y para ello lo más eficaz es un trabajo de autoestima y reaprender estrategias diferentes, alternativas a las de indefensión, que nos ayuden a sentirnos capaces de controlar, modificar o abandonar las situaciones complicadas de nuestra vida.

Debido a que la indefensión no solo afecta a la cognición, sino que también afecta las emociones, el trabajo puede llevar tiempo. Muchas personas “saben” lo que tienen que hacer, pero se bloquean en la ejecución de sus pensamientos.

 Otra teoría interesante a tener en cuenta es la Teoría Atribucional, posterior a la Indefensión Aprendida, donde se interpreta que las personas caen en Indefensión por el tipo de explicaciones que otorgan a los sucesos de su vida. 

Como es de esperar, estas explicaciones nos enseñan qué tipo de carácter tiene la persona: optimista o pesimista. Tendrán menos probabilidades de caer en indefensión aprendida aquellas personas que busquen el lado positivo de las cosas, que olviden pronto y no sientan tanto el impacto del suceso, y que asuman su responsabilidad para no recaer de nuevo en ellos, así como no se sientan culpables de lo ocurrido (no debemos confundir responsabilidad por no volver a ello, con culpa porque nos pasen cosas malas.

En el caso del maltrato, el empoderamiento y la psicoeducación, así como el apoyo externo por parte de la sociedad, familia y amigos y la terapia psicológica, son los principales pilares para revertir la indefensión aprendida, ya que dota a las víctimas de recursos para entender qué es el ciclo de la violencia, cómo se refuerza y aprender qué no es amor y qué no es el papel de una pareja. Por supuesto, en estos casos el miedo, la vergüenza y la culpa deben ser trabajados con la víctima, que suele cargarse con toda la responsabilidad del maltrato.

Así mismo es fundamental trabajar con la parte que maltrata, puesto que de otro modo estaríamos responsabilizando a la víctima del dolor sufrido.

 

¿Sólo se manifiesta en el maltrato?

No, la indefensión aprendida puede darse en otro tipo de relaciones: laborales, amistad, etc. Por ejemplo, si una persona depende de un trabajo para vivir, pero en él se produce el acoso laboral por malas relaciones con el jefe o jefa y puede generar indefensión aprendida al no poder hacer nada para salir de esta situación, pues actuar de manera agresiva o de huida no es posible, y complacer al perseguidor en muchas ocasiones no aplaca a quien produce el acoso, al contrario, puede incrementarlo.

volviendo a la pareja, una hipótesis a tener en cuenta es que si la persona ha generado unos vínculos tempranos disfuncionales (aquellos que se dan en la infancia), puede llegar a mostrar indefensión aprendida en la edad adulta con su pareja, aunque la situación no sea propiamente de maltrato. Imaginemos por ejemplo una relación tóxica donde la persona no se siente querida ni atendida, donde una pareja de perfil evitativo o narcisista puede generar patrones de dolor emocional.

Es probable que, si la persona ha tenido patrones de apego, inseguros en su infancia, su comportamiento se asemeje a la indefensión aprendida, sin llegar “exactamente” a ser este fenómeno, aunque sean consecuencias similares: no dejar la relación, intentar agradar a la otra parte de la pareja y seguir sufriendo y perdiendo su identidad. En estos casos, el proceso que debe seguirse es igualmente el empoderamiento, pero debe procederse a un análisis de la historia de la persona con el fin de ayudarla a salir de los roles disfuncionales en los que se ha visto envuelta toda su vida.


Consejo para superar la indefensión aprendida.

1.Elegir bien tus pensamientos. No se trata de evitar las emociones negativas, sino de ver las cosas desde otra perspectiva para ser conscientes de los pensamientos negativos y catastrofistas y cambiar nuestra visión del mundo y de nosotros mismos. El mindfulness, por ejemplo, puede ser una técnica muy valiosa para esto.

2.Cuestiona tus habilidades: quizás lleves tanto tiempo haciendo o pensando lo mismo, que no te des cuenta de que puedes cambiar las cosas. Empieza a preguntarte por qué no vas a poder, si el miedo es real, si es miedo a la soledad, qué puedes perder de verdad, si es tan malo un futuro sin esa persona, etc.

3.Buscar ayuda: amplía tu red de personas que te rodean y déjate valorar por los otros, de ser necesario pide ayuda profesional, confía en los demás como punto de apoyo para tu cambio.

4.Cambia la rutina: Haz cosas nuevas, conoce sitios diferentes, realiza aquello que te daba miedo o que sentías que no eras capaz. Si quieres cambios no puedes hacer siempre lo mismo.

5.Quiérete: aunque no te lo creas, tú eres lo más importante de tu vida. Valora y agradece el simple hecho de estar viviendo, quiérete, eres único e irrepetible.

6.Busca y valora tus alternativas:  A veces nos cegamos en lo conocido. Atrévete a salir ahí fuera, lejos de tu zona de confort, da miedo, pero es donde se esconde la felicidad.

No intentes cambiarlo todo, abandonar no es fracasar: cuídate, no intentes ser un superhéroe o superheroína, a veces es más saludable irse que insistir.

Recuerda, solo tú sabes qué te viene bien, qué quiere y hacia donde tienes que ir para ser feliz.

Dejar atrás los miedos y las cadenas es difícil, pero con ayuda y voluntad nada es imposible.

Se el dueño de tu propio destino, el dueño de tu vida.

Ps. Rocxana Croce P.

martes, 7 de mayo de 2024

Las comparaciones.

 

“Trate de no perderse al compararse con los demás. ¡Descubre tus dones y déjalos brillar!.

Jennie Finch

La comparación es un comportamiento humano casi inevitable. En Algunos más, otros menos, ya sea por la manera en que nos vemos o vestimos, por nuestras características físicas, por nuestros bienes, por nuestros comportamientos o características de personalidad, por nuestros logros académicos o profesionales, por nuestras relaciones de pareja, familiares o sociales.

Si bien comparar a veces puede resultar motivador o inspirador, también puede ser perjudicial para la salud mental y el bienestar. Puede provocar sentimientos de insuficiencia, celos y baja autoestima.

 Puede ser especialmente desafiante en el mundo actual impulsado por las redes sociales, donde somos bombardeados constantemente con imágenes de las vidas aparentemente perfectas de otras personas

En los hogares es una situación frecuente que, al referirse a los hijos, los padres señalan que, a pesar de ser hermanos, son muy diferentes. No se refieren solo al físico, sino a los rasgos del carácter y de la personalidad en formación.

Muchas veces los comentarios vienen cargados de ciertos significados: uno de los hermanos es más inteligente o hábil, o más fácil para la crianza.

Sin quererlo los padres muchas veces exteriorizan estas características, los comparten con amigos y familiares, incluso en presencia de los propios hijos.

Con frecuencia se escucha decir: “las comparaciones no son buenas”. Y en realidad no hacen daño, si al compararlos se realzan los rasgos positivos de cada hijo. De hecho, pueden servirnos para mostrar que cada persona es diferente y al mismo tiempo, todos somos únicos y valiosos.

Los motivos por los que nos comparamos con otras personas hablan de aquellas cosas o logros que quisiéramos tener o de cómo quisiéramos vernos, ser o actuar.

Es importante ser conscientes de estas comparaciones y evitar que las mismas nos afecten de manera negativa y nos lleven a dejar de sentirnos bien con nosotros mismos, a sentirnos incomodos o que no somos lo suficientemente buenos o competitivos. 

¿Y cuáles son los riesgos de compararnos constantemente con otros?

1- No nos permitimos la posibilidad de observar nuestros propios logros o valorar qué y cómo somos.

2- Con facilidad podemos ver como inadecuadas o minimizar las cosas que hacemos, poseemos o hemos logrado; poniéndonos nosotros mismos en una situación de desventaja ante otras personas.

3- Otro riesgo es que, si tenemos una tendencia a ver mejores a los demás, lo que son, lo que tienen o lo que logran, nos puede llevar a perseguir una meta de perfección que rara vez es realista.

4- Compararnos constantemente aumenta significativamente nuestro nivel de estrés y tensión interna, lo que nos atrapa en un ciclo de insatisfacción y frustración constante.

5- La comparación con otros puede generar malestar y dañar fuertemente nuestra autoestima.

Sin duda que es muy raro que las comparaciones nos ayuden a mejorar, por el contrario, con regularidad intensifica aquellas situaciones o características con las que no estamos satisfechos poniéndonos en una situación de debilidad o inferioridad ante otros e incrementando el rechazo e insatisfacción de nosotros mismos.

Además, al focalizarnos solo en las fortalezas de otra persona no reconocemos aquellas características, aptitudes o logros personales, es decir con facilidad se corre el riesgo de dejar de verse a uno mismo de manera objetiva y realista. 

Entonces, al ser un comportamiento tan natural y en ocasiones inevitable porque todos nos comparamos con otras personas de vez en cuando, no debemos sentirnos mal por hacerlo, pero sí debemos ser conscientes de los momentos o situaciones ante las que nos comparamos con otros y buscar la manera de convertir los riesgos de esta comparación en oportunidades de mejora y crecimiento.

 

Algunas preguntas que pueden ayudarte a observar qué te lleva a la comparación y a cambio generar consciencia pueden ser:

¿Cuándo te comparas más?

¿Compararte te lleva a aprender otras cosas o mejorar?

¿Eres capaz de observar lo que has logrado por ti mismo?

¿Ves lo que te gustaría lograr o tener en otras personas, pero eres capaz de integrar también lo que te gusta o admiras de ti mismo?

¿La comparación la vives como competencia?

Si hacemos este autoanálisis cuidadosa y honestamente, podríamos disminuir el malestar que nos genera la comparación.

 

Veamos algunas importantes recomendaciones:

1- Mejorar como personas trabajando en nuestras inseguridades o complejos, aumentando la confianza en nosotros mismos viendo que si otros pueden alcanzar metas específicas nosotros también podemos.

2-Identifica tus fortalezas y debilidades, es muy efectivo escribir una breve lista. De esta manera, podrás enfocarte en tus propios logros y metas. Piensa en lo que eres bueno y en lo que necesitas mejorar, y trabaja en ello día a día.

3- Conoce lo que sí funciona, de pronto las buenas acciones; así como aprender de los errores de otros nos puede ayudar a no cometerlos, también el ver las cosas que sí funcionan nos puede dar una idea del camino a seguir para obtener mejores resultados.

4- Busca fuentes de inspiración. Esto puede incluir libros, películas, personas o cualquier cosa que te motive y te inspire ser cada vez una mejor versión de ti mismo.

5- Celebra tus logros. No importa lo pequeños que sean, cada logro cuenta y debes estar orgulloso de ti mismo. Siempre que logres algo que te haya costado esfuerzo, tómate un momento para celebrarlo.

6- Rodéate de personas positivas: Las personas con las que uno se rodea tienen un gran impacto en nuestra vida. Si quieres dejar de compararte con los demás, rodéate de personas que te apoyen y te animen en tus logros y metas, o que te digan sinceramente cuando estás fallando en algo. La gente negativa o tóxica te puede hacer sentir inferior y desanimado, así que evítalas en la medida de lo posible.

7- Practica la gratitud. Porque en lugar de enfocarte en lo que no tienes o en lo que te falta, enfócate en todo lo que tienes y en todo lo que has logrado hasta ahora. Practica la gratitud diariamente, mira a tu alrededor y de seguro conseguirás motivos para agradecer por las cosas buenas que tienes en tu vida.

 

 A continuación 5 frases para meditar:

1. Soy único y valioso en mi propia forma.

2. No necesito compararme con los demás para demostrar mi valor.

3. Cada persona tiene su propio camino y tiempos.

4. Me enfoco en mis propias metas y objetivos.

5. Acepto el fracaso como un maestro que me ayuda a crecer.

Entonces, como vemos, la comparación con otros será inevitable, pero debería ocurrir principalmente con nosotros mismos en una constante búsqueda de mejora personal.

Ps. Rocxana Croce P.

El Poliamor

  Porque para quererte no necesito tenerte, te quiero libre; conmigo o sin mí. Te ofrezco mis brazos para estar juntos, o te doy mis alas pa...