David Bowie contaba en sus entrevistas que solía despertarse con frecuencia pensando que era un fraude. Sus éxitos, en su mente, se debían solo a la casualidad.
Lo mismo le sucede a Lady
Gaga que, de vez en cuando, se percibe aún como esa adolescente que, víctima
del bullying, dudaba de sus valías.
El síndrome del impostor es
una sensación generalizada de inseguridad e incompetencia que afecta a personas
capaces.
Es como una sombra que opaca
todo talento.
Hay que señalar que no conforma ninguna entidad clínica por sí misma en el DSM-V. Como bien señalan en la revista "Psichoterapy", constituye una realidad psicológica en la cual, asumes que tus éxitos se deben a factores externos como la suerte o la ayuda de otras personas.
Fue descrito por primera vez
en un artículo en 1978 por las doctoras Pauline Clance y Suzanne Imes. Las
psicólogas habían notado una tendencia de muchas mujeres a expresar
con dudas y temores sus grandes logros académicos y profesionales.
Hoy en día se ha aceptado
que el síndrome del impostor afecta tanto a las mujeres como a los hombres y
que no hace falta haber conseguido grandes éxitos en la vida laboral para
sufrirlo. Sin embargo, algo que los psicólogos destacan en las personas que lo
padecen es la presencia de una baja autoestima, un historial académico
poco relevante, numerosas críticas durante la infancia o adolescencia, falta de
seguridad personal, así como una pérdida de confianza en uno mismo.
El síndrome del impostor nos
hace sentirnos equivocadamente indignos de los éxitos que logramos, movidos por
la creencia de que no estamos a la altura de las circunstancias o de que lo que
conseguimos sucede más por azar que por méritos propios. Un fenómeno que se
presenta en hombre y mujeres suele afectar más a estas por la inequidad que,
aún en la actualidad, se presenta en el mundo laboral.
Vivir en una sociedad como
la actual, donde se magnifica el concepto de éxito y se penaliza el fracaso,
puede también contribuir a generar un pensamiento infundado de que no somos lo
suficientemente buenos.
El contexto social, familiar y profesional juega por eso un papel muy relevante en la aparición del síndrome del impostor, ya que las mujeres tienen, en general, que hacer frente a una mayor presión laboral que menoscaba su seguridad.
Aunque el síndrome del
impostor (o impostora) se da prácticamente en cualquier ámbito laboral, los
expertos consultados señalan con mayor énfasis a aquellos puestos de
responsabilidad y dirección, principalmente de empresas tecnológicas, donde las
mujeres están infrarrepresentadas; en contextos de emprendimiento y entornos
académicos.
A menudo, las personas
con Síndrome del Impostor sienten que no merecen el éxito que han
obtenido y temen que se descubra que son un "farsante".
El síndrome del impostor puede
ser muy debilitante y difícil de superar, pero hay muchas formas en que se
puede afrontar.
Signos y síntomas del
Síndrome del Impostor
1ro-Constante sentimiento de
inferioridad frente a los demás.
2do-Una sensación repetida
de no merecer el éxito conseguido. La persona piensa que sus logros se deben a
la suerte o a la ayuda recibida por sus compañeros.
3ro-Un temor a que se
descubra “la verdad”, es decir, que la persona no se merece estar donde está en
su vida laboral o que no es tan competente como los demás pensaban.
4to-Las constantes expectativas
de fracaso, incluso en situaciones en las que normalmente consigue el objetivo
marcado, dudas de sus capacidades.
5to-Una
desconfianza hacia sus propias capacidades personales y/o baja autoestima.
6to-Ser demasiado
crítico con uno mismo y perfeccionista.
Causas del Síndrome del
Impostor
El síndrome del impostor es
un fenómeno que se caracteriza por una sensación persistente de inadecuación y
un profundo miedo a ser descubierto como un "fraudulento".
A menudo, las personas que
sufren el síndrome del impostor son exitosas, pero nunca se sienten merecedoras
de sus logros.
En lugar de atribuir el
éxito a su propio talento o esfuerzo, culpan a la suerte o al azar.
Consejos prácticos para frente
al Síndrome del Impostor
1-Acepta que todos tienen
momentos de duda: Es normal sentirse como un impostor de
vez en cuando. Lo importante es reconocer estos momentos y no permitir que se
apoderen de ti.
2-Haz una lista de tus
logros: Toma un papel y enumera todas las cosas en
las que has logrado éxito. Esto te ayudará a recordar todo lo que has logrado y
te hará ver tu progreso.
3-Identifica tus miedos: ¿Qué
es lo que realmente te preocupa? ¿Te sientes inseguro porque no eres bueno en
todos los aspectos de tu vida? Una vez que identifiques tus miedos, podrás
trabajar en ellos.
4-Acepta que todos cometen errores: No eres el único que ha cometido un error. Todos lo
hacemos. Lo importante es aprender de los errores y evitar cometerlos en el
futuro.
5-Pide ayuda: No
tienes porqué saberlo todo, y es normal preguntar cuando no entiendes algo. Esto
puede ayudarte a ver las cosas desde una perspectiva diferente y puede que te
sientas más seguro al saber que estás recibiendo apoyo.
6-Toma descansos regulares:
cuando nos sobre exigimos y no descansamos lo suficiente podemos, caer en el
síndrome del impostor más fácilmente. Tomate un tiempo para relajarte y
descansar, es importante para mantener tu nivel de energía alto y evitar
sentirte agobiado.
7-Aprende a decir
"no": Esto te ayudará a sentirse más seguro de tu
trabajo y evitará que te sientas abrumado por tareas demasiado grandes.
8-Acude a un especialista de
la salud mental: Si te sientes muy agobiado y cansado,
quizás la mejor forma de abordar el problema es hablar con un especialista de
la salud mental.
9-Aprender a confiar en uno
mismo es un trabajo que conlleva tiempo, esfuerzo y paciencia.
En ese sentido, adquirir nuevos conocimientos y prepárate constantemente es una
buena forma de forjar la confianza.
Al abordar el síndrome del
impostor, lo central es trabajar en tus cogniciones y creencias. En aquello que
piensas de ti y en las narrativas que has integrado de tu entorno y de la
propia sociedad.
Veamos alguno enfoques y
estrategias:
Autoconciencia: si
luchas con esta condición, es imprescindible que identifiques los pensamientos
y emociones que refuerzan la idea sesgada de que eres un fraude. Es necesario
que analices tus diálogos internos y los mensajes que te han hecho creer en tu
familia desde la infancia.
Desarrollo de la autoestima: trabajar
tu autoestima y tu autovaloración es fundamental con el fin de potenciar tu
autoaceptación y autoconfianza.
Terapia basada en la lógica
(LBT): este modelo, creado por Elliot D. Cohen en los 80, parte de la terapia
racional-emotiva de Albert Ellis. Es muy útil para tratar la baja autoestima y
la percepción de ser un fraude gracias a sus herramientas.
Reestructuración cognitiva: La Terapia Cognitivo Conductual es la más recomendada a la hora de
identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos y distorsionados
que contribuyen a esta condición psicológica. El objetivo es reemplazar tales
cogniciones por un enfoque mental más positivo.
Celebra tus logros: serás
más feliz si valoras tus éxitos y competencias por pequeños que estos sean.
Reconocer tus capacidades es defender tu espacio en la sociedad y entender, a
su vez, que eres digno para conquistar tus sueños.
Por último,
recuerda que eres un ser humano que debe valorarse, quererse y respetarse
más. Mírate a ti mismo y aprecia lo que has conseguido, sigue avanzando
porque crecer implica, a su vez, sortear los miedos e inseguridades para hacer
realidad tus deseos.