miércoles, 17 de diciembre de 2025

Autismo y empleo, inclusión día a día

 

“Cambiar la mirada es abrir oportunidades”

Ps. Rocxana Croce P.

Hoy queremos romper mitos, ampliar miradas y comprender que el trabajo no solo es fuente de ingresos, sino también un espacio de identidad, autonomía y participación social.

Para muchas personas en el espectro autista, acceder y mantenerse en un empleo puede ser un camino lleno de barreras invisible, de procesos de selección poco inclusivos, de entornos laborales que no consideran la diversidad sensorial, y prejuicios que aún persisten.

Datos importantes señalan que el empleo en personas autistas, son quienes que menos empleo obtienen.

Las tasas de empleo para personas autistas son significativamente bajas en países como Estados Unidos (14-15%), Canadá (14,3%), Reino Unido (22%) y Australia (28%).

Estos datos resaltan los desafíos que enfrentan las personas autistas en el mercado laboral, incluso una vez que obtienen empleo es bastante frecuente que pierdan su trabajo por problemas en la interacción social y la falta de ajustes razonables. 

La mayor parte de los trabajos suelen ser no especializados y estar pobremente pagados.

El psicólogo español Juan Martos, con más de 20 años de experiencia en cursos y formación sobre autismo, presenta una visión general sobre el empleo de personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), destacando los desafíos y oportunidades en este ámbito.

Las personas con TEA tienen habilidades valiosas para ciertos trabajos, como atención al detalle y sistematización, pero enfrentan barreras como el estigma, dificultades de comunicación y sensibilidad sensorial.

Además, señala la importancia del empleo para mejorar la calidad de vida de las personas con autismo y destaca la necesidad de adaptaciones en el lugar de trabajo y una mayor conciencia sobre el autismo en entornos laborales.

 

Retos y desafíos con los que se enfrentan las personas autistas en el ámbito laboral:

1- La falta de conciencia y el estigma: donde la desinformación sobre el autismo puede generar prejuicios y discriminación en el entorno laboral.

2- Las dificultades en la comunicación y la interacción social: Pueden tener problemas para interpretar señales sociales, participar en conversaciones o manejar conflictos, ya que a menudo no entienden las reglas no escritas. Así mismo, las interacciones sociales, como reuniones o fiestas de la empresa, pueden ser especialmente difíciles y abrumadoras.

3- La sensibilidad sensorial: La sobrecarga sensorial provocada por luces, ruidos, olores o texturas puede ser una distracción significativa y una fuente de estrés.

4- El entorno y la falta de adaptaciones y apoyos específicos en el lugar de trabajo: Muchas empresas no están preparadas para ofrecer las adaptaciones necesarias para que los empleados autistas puedan desarrollar su potencial.  La falta de apoyo, como instrucciones claras y directas o un espacio de trabajo adaptado, puede ser un obstáculo insuperable. 

Estos obstáculos pueden llevar a desventajas en los procesos de selección y dificultar la adaptación al puesto. 

Juan Martos destaca la importancia de los programas de transición de la educación al empleo, el empleo con apoyo y las adaptaciones en el entorno laboral y menciona que hay ejemplos exitosos en diferentes países, por ejemplo, en el sector de la tecnología de la información, hay claros ejemplos de empresas que colaboran en iniciativas para emplear a personas con neurodiversidad, como el autismo.

Microsoft trabaja con la experiencia de Specialisterne para identificar, capacitar y contratar talento de esta comunidad en sus proyectos, como una academia de inteligencia artificial y ciencia de datos.

Specialisterne es una empresa social y una organización internacional que se centra en potenciar los talentos de las personas autistas y neurodivergentes, brindándoles la oportunidad de mantener un empleo digno, a su vez ha colaborado con Microsoft en el pasado para crear programas piloto.

El especialista Martos destaca la importancia del papel del supervisor y jefe en el entorno laboral para personas con TEA, enfatizando la necesidad de instrucciones claras, retroalimentación constante y comprensión de las características únicas de estos trabajadores.

 Adaptaciones en el entorno laboral que recomienda el especialista Juan Martos:

-Garantizar horarios estables y tareas con cierto grado de estructura

-Hacer explícitas las normas o códigos no escritos

-Proporcionar instrucciones claras y secuenciadas

-Adaptar el entorno físico

-Asignación de un compañero tutor o “mentor”

-Contemplar los intereses especiales como un factor de posible éxito laboral

-Tener en cuenta el ámbito laboral de la tecnología de la información

-La formación continua

-La importancia de no atribuir mala intención a los comportamientos o comentarios de las personas con TEA en el trabajo.

 

Importancia de la inserción laboral de las personas con TEA

En primer lugar, se trata de mejora la calidad de vida de la persona autista

Segundo, en el ámbito personal se han observado muchos aspectos positivos: una mejora de la autoestima, la gestión del propio dinero, practica de las habilidades entrenadas, el contacto con personas sin discapacidad, el establecimiento de planes de futuro, la satisfacción personal.

Tercero, en el ámbito profesional: la ayuda a otros compañeros, el desarrollo compartido, en ocasiones del trabajo, etc.

Ventajas de contar con colaboradores autistas en un centro laboral

ü  Las personas con autismo sin discapacidad Intelectual poseen muchas habilidades (en ocasiones excepcionales).

  • ü  Son especialmente buenos para prestar atención a los detalles.
  • ü  Son Meticulosos en sus actividades y rutinas.
  • ü  Pueden desempeñar de manera certera y con confianza trabajos en los que la sistematización es fundamental.
  • ü  Otros disfrutan con tareas repetitivas y pueden ser muy eficientes en tareas en las que se repita un procedimiento.

Sin duda, el trabajo influye en el bienestar de las personas y la falta de actividades y responsabilidades puede afectar negativamente a los adultos con autismo, aumentando el riesgo de problemas de salud mental.

El trabajo es un derecho de toda persona, y en los adultos autistas es también una oportunidad para mostrar capacidades que el mundo está aprendiendo a considerar.

 


Del bucle mental a la calma

 

Ps. Rocxana Croce P.

¿Alguna vez has sentido que tu mente no para? Como si dieras vueltas y vueltas a lo mismo, sin encontrar salida.

Son los pensamientos repetitivos que nos atrapan, nos desgastan y no nos dejan descansar.

La preocupación constante y los pensamientos negativos se convierten, a veces, en un patrón de pensamiento que se caracteriza principalmente por no parar de darle vueltas a una misma idea sin parar.

Es una forma de pensamiento que se caracteriza por ser circular y no productivo. se enfoca en analizar y revisar constantemente los mismos pensamientos y preocupaciones.

un bucle menta son esos pensamientos repetitivos que giran sin descanso, que pueden ser preocupaciones del futuro (“¿qué pasará si…?”), revisiones del pasado (“debí haber hecho…”), o autocríticas (“no soy suficiente”).

Este bucle genera ansiedad, insomnio, cansancio emocional y hasta síntomas físicos.

¿Por qué nos quedamos atrapados en los bucles mentales? Existen varias razones:

Sucede que el cerebro se coloca en modo supervivencia: la mente intenta anticipar y controlar para protegernos, pero termina exagerando.

Hay un sesgo de negatividad: el cerebro recuerda más lo malo que lo bueno, por eso se queda pegado a preocupaciones.

Hay una necesidad de control y no todo podemos controlarlo y como no toleramos la incertidumbre que nos asusta, damos vueltas y vueltas buscando una respuesta que nunca llega.

Muchas veces, creemos que pensar más nos ayudará a resolver, cuando en realidad nos crea más ansiedad.

Consecuencias de vivir en bucle

·       Vivir en el bucle nos roba energía.

·       Genera estados de ansiedad y estrés acumulado, un desgaste emocional.

·       Impide descansar y dormir bien.

·       Bloquea la mente para tomar decisiones.

·       Aleja del presente y del disfrute en el aquí y ahora.

 

  ¿Cómo identificarlos?

Es fácil confundir la rumiación con la reflexión o la planificación, pero hay señales claras para diferenciarla. Los pensamientos rumiantes tienen algunas características específicas:

  • 1-    Son repetitivos: La misma idea vuelve una y otra vez, aunque no quieras.
  • 2-    Son intrusivos: Aparecen sin que los llames y pueden interrumpir lo que estás haciendo.
  • 3-    Se centran en lo negativo: Suelen girar en torno a errores, preocupaciones o temores, muchas veces exagerados.
  • 4-    No conducen a una solución: A diferencia del pensamiento reflexivo, no generan acciones concretas ni nuevas alternativas.
  • 5-    El malestar: En lugar de aportar claridad o alivio, aumentan la ansiedad y el estrés.

 

Estrategias prácticas para salir del bucle

  • ü  Nombrar lo que pasa. Decir: ‘estoy rumiando, estoy sobre pensando’, ayuda a reconocer lo que nos pasa en ese momento y permite cortar la inercia o esa resistencia al cambio.
  • ü  Respirar de forma consciente. Cerrando los ojos, inhala profundo contando mentalmente hasta 4, luego sostén 4 segundos y exhala contando 6. Hazlo varias veces, en cualquier momento del día como una profilaxis mental y tu mente se calma.
  • ü  Traer la atención al presente o anclar en el presente. Observa a tu alrededor: luego nombra 5 cosas que ves, 4 que escuchas, 3 que tocas, 2 que hueles y 1 que saboreas.
  • ü  Escribir lo que piensas. La escritura es terapéutica, permítete pasar los pensamientos a un papel, es como vaciar la mente para externalizar las cargas mentales y obtener una mayor autoconciencia, claridad y control emocional aliviando la tensión. 
  • ü  Mover el cuerpo. Caminar, estirarte, hacer ejercicios, bailar: todo eso ayuda a desbloquear la mente.
  • ü  Reestructurar o cuestionar tus pensamientos.  Es una técnica terapéutica para identificar y modificar patrones de pensamiento negativos o irracionales, reemplazándolos por otros más realistas y saludables. Preguntarte: ‘¿esto que pienso es un hecho o solo es mi interpretación?’ abre espacio con flexibilidad a otra mirada.

 

Reflexión

Hay que recordar que la calma no significa “no pensar”, sino tener el control de qué pensamientos atender y cuáles dejar pasar.

La mente puede ser tu cárcel o tu refugio. Depende de cómo la entrenes.

Recuerda: salir del bucle mental es posible, y la calma siempre está al alcance.


Cuando la sensibilidad puede convertirse en un problema

 

La sensibilidad a veces se confunde con fragilidad, pero es una fuerza distinta: la de percibir lo sutil, de entender sin que se diga, de conectar de verdad. Sentir no es un error. Es un don, una fortaleza.

Ps. Rocxana Croce P.

La sensibilidad es esa capacidad de percibir y sentir con intensidad lo que ocurre en uno mismo y en los demás— no es algo negativo en sí misma. De hecho, bien gestionada, es una fortaleza: potencia la empatía, la creatividad y la conexión humana.

Pero, como toda cualidad, puede volverse problemática cuando pierde su equilibrio.

La sensibilidad es como tener un micrófono muy potente para percibir emociones; el problema no es el micrófono, sino que el volumen esté tan alto que todo suene como un estruendo.

 

¿Cuándo la sensibilidad puede convertirse en un problema?

1.  Cuando hay una sobrecarga emocional constante y afecta la salud emocional.

Si La persona siente y procesa todo con tanta intensidad, si reacciona con angustia, llanto o ansiedad de forma muy frecuente, esto lo agota física y mentalmente, incluso con incluso síntomas psicosomáticos.

2. Cuando limita la capacidad de tomar decisiones, porque la intensidad de las emociones impide actuar o evaluar con claridad Y El miedo a herir a otros o a equivocarse frena las acciones necesarias. también cuando de por medio hay exceso de autocrítica o duda permanente.

3. Cuando interfiere con las relaciones, si te cuesta manejar comentarios, si Se interpretan como ataques o criticas las cosas mínimas, o desacuerdos y eso provoca conflictos constantes y Se acumulan resentimientos por sentirse constantemente herido.

4. Cuando la sensibilidad se convierte en hipervigilancia, la persona está en Estado de alerta ante posible críticas, rechazos o conflictos y provoca el aislamiento y/o evitación de interacciones. Aumenta la vulnerabilidad al estrés las pequeñas variaciones en el entorno (los ruidos, cambios de planes, gestos) que desestabilizan mucho.

5. Cuando el dolor ajeno paraliza Y sentimos que el sufrimiento de otros se absorbe como propio, lo que revela en la dificultad para poner límites sanos.

 

Entonces, cómo equilibrar la sensibilidad

1ro. Es necesario Fortalecer nuestros recursos internos, ayudándonos de técnicas de regulación emociona como el mindfulness, la respiración diafragmática.

2do. Aprender a filtrar las situaciones porque no todo requiere la misma carga emocional ni la misma respuesta.

3ro. Poner límites claros en el momento adecuado, diferenciando nuestra empatía de la carga emocional ajena.

4to. Desarrollar el asertividad en nuestras interacciones sociales, expresar lo que se siente sin herir y sin callar lo importante.

5to. Buscar espacios seguros para descargar y procesar lo sentido. En la privacidad y el lugar seguro que más nos permita soltar emociones.


Como vemos, la sensibilidad en sí misma no es un problema; de hecho, es una cualidad valiosa porque nos permite conectar con los demás, percibir los diferentes matices emocionales y apreciar lo bello o lo significativo.

Se vuelve un problema cuando empieza a generar malestar intenso o limitaciones en la vida diaria.

En psicología, esto no significa que “ser sensible” sea malo, sino que quizá se necesita aprender a regular la intensidad emocional para que la sensibilidad siga siendo una fortaleza y no un peso.

La sensibilidad en estos tiempos —con pantallas que no se apagan, noticias que nos bombardean, redes sociales que amplifican todo y una velocidad de vida que casi no da respiro— es como tener la piel sin filtro: se perciben más matices, pero también más ruido.


Gestionarla hoy requiere más estrategia que nunca, porque el entorno moderno estimula, sobrecarga y exige reacción inmediata.


Veamos algunas recomendaciones para gestionar la sensibilidad:

1. Seleccionar el flujo constante de los estímulos.

En ese sentido es importante Regular el consumo de noticias, no es necesario enterarse de todo, todo el tiempo. Porque eso hace daño en general.

Hay que dejar de seguir redes sociales que generen ansiedad o incidan en cosas excesiva.

Ayuda mucho permitirnos pequeñas desconexiones conscientes durante el día, programando “micro silencios” digitales (ej. 10 minutos sin teléfono varias veces al día).

2. Aprender a desacelerar en medio de la prisa

Desarrollar las rutinas de pausa: como practicar comer sin pantallas, dormir sin el teléfono cerca, caminar sin escuchar noticias.

Practicar el Mindfulness adaptado a la vida real: no solo meditar 20 minutos, sino detenerse 30 segundos para sentir la respiración antes de responder un mensaje.

Técnicas de anclaje rápido usadas comúnmente en Programación Neuro-Lingüística (PNL), permiten acceder a estados emocionales específicos mediante la asociación de un estímulo (el ancla) con la experiencia de ese estado, por ejemplo el  sentir los pies en el suelo, relajar los hombros, observar un punto fijo, Imaginar (visualizar) una imagen que represente el estado deseado. Presionar suavemente el pulgar contra el índice, Decir una palabra clave en voz baja.

 Practicarlos reduce el estrés y la ansiedad, mejora de la gestión emocional, aumento de la confianza y la motivación. 

3. Cuidar la energía emocional

Es necesario tener límites claros: no absorber conversaciones tóxicas o discusiones digitales eternas.

Mantener una distancia saludable con el drama: no todo lo que pasa requiere una respuesta emocional inmediata.

Y recordar que la empatía no es sacrificio: se puede sentir con el otro sin quedar agotado.

4. Reinterpretar la sensibilidad como fortaleza

Canalizarla hacia proyectos creativos, voluntariado o actividades que conecten con un propósito.

Transformar lo que duele en algo que inspire: desarrollar la escritura, arte, conversación, acompañamiento.

5. Redefinir el autocuidado

En un mundo que valora la rapidez, la sensibilidad puede recordarnos el valor de la profundidad.

El autocuidado ya no es un lujo, es una estrategia de supervivencia emocional.

Incorporar momentos de conexión real: observar, mirar a los ojos, reír sin filtros, escuchar sin prisa.


Decir que “la sensibilidad no es debilidad” es romper un mito que, por décadas, ha hecho que muchas personas escondan su forma genuina de sentir.

La sensibilidad como fortaleza implica aceptar que es parte de tu identidad, no algo que corregir.

Conlleva entrenarnos en la regulación emocional, para que la intensidad no nos desborde.

Implica elegir entornos y personas que valoren tu forma de sentir.

La sensibilidad puede ser una brújula para tomar decisiones más humanas y conscientes.

 


Autismo y empleo, inclusión día a día

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