La educación genera confianza. La confianza genera esperanza. La esperanza genera paz. Confucio.
Momento de pandemia, momento de
buscar soluciones, momento de ser creativos, momento de adaptarnos a las
circunstancias, momento de ser resilientes, momento de continuar la educación,
momento de unirse más las familias.
Maestros a un lado de la orilla
poniendo en acción todas sus capacidades en conjunto para desarrollar sus
planes y programas, adaptándolos y ajustándolos a los tiempos; ayudados por las
multiplataformas al servicio de la educación (internet, radio, televisión), espacios
virtuales para una educación en línea que sostenga el material de aprendizaje.
Al otro lado de la orilla están
los estudiantes, los receptores de la información y además catalizadores de la
misma para luego integrarla en sus propios procesos mentales y emocionales y lograr
que los conocimientos se interioricen y se consoliden.
Al medio los padres, importantes
aliados en el acompañamiento y supervisión de sus hijos en el logro de los
objetivos de aprendizaje. Padres que ya
no serán solamente aquellos que provean de los materiales, los que compren los
útiles, uniformes, paguen las matrículas; serán además agentes activos,
mediadores protagónicos entre los profesores y sus hijos; la oportunidad para
fortalecer la dinámica de relación familiar. Su rol será más significativo que
antes.
Todo esfuerzo no es en vano
porque lo que menos debemos permitirnos como sociedad es detenernos en el
tiempo, quedarnos inmovilizados y perder la posibilidad de continuar la ruta
del aprendizaje, aún en medio de una crisis tan grave como es la producida por
el Coronavirus.
Este esfuerzo además deja ver con
más notoriedad las diferencias, las desigualdades que existen entre los
hogares; aquellas desde los que tienen espacio físico, los recursos
tecnológicos, la ayuda familiar, contrastante de aquellos que carecen de las
mínimas condiciones para el estudio, donde no hay luz ni agua, donde las
familias viven en espacios reducidos y precarios, donde no tienen acceso a las
computadoras u otro recurso tecnológico para poder ir al ritmo de la modernidad.
Son brechas que se hacen
observables y que merecerán sean abordadas a futuro por las entidades
correspondientes.
¿Cómo quedaremos luego esta crisis
en forma de una pesadilla, de este virus con poder de ser invisible y atacar
sin distingos?
Como sabemos “toda crisis trae
una oportunidad”.
Este será un aprendizaje en todo
sentido:
- Aprenderemos nuevas formas de enseñar y nuevas formas de aprender.
- Aprenderemos la importancia de los maestros y las escuelas.
- Aprenderemos que las familias tienen un capital de fortaleza que sale a relucir en situaciones adversas.
Si bien ahora están cerradas las
aulas físicas, hay una puerta abierta a partir de la cual se sigue construyendo
la educación.
¡Juntos todo es posible!
Ps. Rocxana Croce P.