Puede deberse a varios factores como estar estresado o ansioso por estar pasando cambios como ir a otro colegio, mudarse, la madre o padre ausentes, la llegada de un hermano, el fallecimiento de alguien cercano, la perdida de la mascota, etc.
También es posible que morderse las uñas empiece por imitación de parte de algún progenitor o hermano que conserve este mal hábito.
Por lo general esta conducta desaparece con la edad pero se debe estar atentos a que no persista ya que puede acarrear además complicaciones como heridas, infecciones en las encías, deformaciones además de generar problemas de autoestima.
Tratar este problema a tiempo es necesario, sin necesidad de regañar o castigar al menor, sino explicándole las consecuencias negativas para su salud. Además se debe identificar las causas estando atentos a las situaciones que desencadenan la conducta de morderse las uñas y en esos momentos darle alternativas que mantengan ocupadas sus manos, por ejemplo: armar rompecabezas, trabajos con plastelina, también es necesario la práctica de ejercicios físicos, respiración, relajación para canalizar su energía, aplicar sobre las uñas soluciones que venden en las farmacias y evitan siga mordiéndose.
Y si continua el problema, es probable que haya un trasfondo emocional que debe ser tratado por un especialista.