"Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos." Martin Luther King
Ps. Rocxana Croce P.
Las relaciones basadas en el buen
trato, el respeto y la convivencia en armonía contribuyen a construir una vida
libre de violencia.
La convivencia es la capacidad de
vivir juntos, entre todos los integrantes de la familia.
Como todas las facetas de nuestras
vidas, la convivencia necesita un aprendizaje.
Desde que somos pequeños estamos
relacionándonos con otras personas, tanto en el ámbito familiar como en el
colegio, el trabajo, el vecindario. Vamos aprendiendo una serie de normas que
van a regir nuestras relaciones sociales.
En el ámbito familiar o con
nuestro grupo de amigos y compañeros, debemos aplicar conceptos tales como
tener paciencia, saber escuchar, respetar las ideas y opiniones de los demás,
hablar con respeto, etc.
Las relaciones interpersonales forman
parte intrínseca y esencial de la vida, ya que no se vive en el absoluto
aislamiento.
De este modo, la convivencia hace
referencia a la coexistencia, el acompañamiento constante, de individuos o
grupos humanos compartiendo un espacio determinado, siendo ejemplo de ello,
los contextos de convivencia familiar, escolar.
Durante una interacción pueden surgir
diferentes conflictos e inconvenientes que pueden incluso derivar en disputas o
pleitos.
La convivencia sana se
sustenta en fomentar el respeto y tolerancia por
las ideas ajenas, hábitos y costumbres, la responsabilidad con el otro y la
solidaridad, sea en el hogar, en el aula académica, o en la vida en
general.
Por otra parte, uno de los principales
elementos que favorecen la convivencia dentro del hogar es la capacidad de
resolver los conflictos, que se presentan en las diferentes etapas de la vida.
Los conflictos en las familias son
parte de la convivencia, motivo por el cual es fundamental tener en cuenta que
resolverlos de manera saludable fortalece la estructura familiar, incrementa la
cohesión y el sentimiento de pertenencia.
Los conflictos se entienden como
aquellas situaciones en las que dos o más personas perciben o tienen
posiciones, valores, intereses, aspiraciones o necesidades diferentes o
contrarias.
Pero el sólo hecho de pensar distinto
no genera un conflicto, sino que este surge cuando frente a un asunto cada una
de las partes considera tener la razón, lo que genera una situación de
contraposición o pugna de ideas
Veamos cuáles son los elementos para
una buena convivencia
- El respeto:
Cuando establecemos cualquier tipo de comunicación con otra persona, la primera
premisa es aceptar la dignidad de esta persona como tal, sin prejuicios ni
discriminaciones, y entender que puedan tener pensamientos y opiniones
distintos a los nuestros.
- La empatía: como
la valiosa capacidad de colocarse en el lugar del otro.
-La comunicación: que permite
el entendimiento y comprensión de las ideas y sentimientos frente a los hechos
que relacionan a las personas, sin comunicación, sin diálogo es difícil
mantener una saludable convivencia.
- La inteligencia: y es
que, en las relaciones sociales, las buenas intenciones no son siempre
suficientes. Cuantas veces hemos visto a personas que tienen el don de la impertinencia y molestan
continuamente sin ser conscientes de ello. Para tratar con inteligencia a los
demás, es importante saber escuchar e intentar conocer a la otra persona y, en
caso contrario, saber callar en determinados momentos. Una persona social y
emocionalmente inteligente sabe estar y comportarse con personas muy diversas,
social y culturalmente, aunque haya tenido quizá menos formación en la infancia.
- La educación: Es
una de las bases de una buena convivencia, y viene desde el seno de cada
familia nuclear. Somos reflejo de la educación que nos han dado nuestros padres
en nuestros hogares.
Y ¿cuáles son los Factores negativos
para la convivencia?
- Los prejuicios: Estos
implican una mala predisposición a la convivencia, lo que nos hará tener una
actitud negativa ante los demás dificultando enormemente la relación. El
prejuicio va en contra del respeto que cada persona merece.
- La intransigencia: Convivir
con los demás supone un esfuerzo en conseguir puntos de acuerdo. Para ello,
todas las partes deben ceder a menudo en sus posturas. Cuando alguien nunca
está dispuesto a ceder, la convivencia no es posible, se podrá producir una
relación de sometimiento o subordinación, pero nunca de auténtica convivencia.
- La falta de comunicación: "Hablando
se entiende la gente" es un dicho popular realmente acertado a este
respecto. Cuántas veces la falta de comunicación provoca situaciones difíciles en
todos los ámbitos de nuestra vida, que podrían ser resueltas con una simple
conversación.
Hablemos de La convivencia en el mundo
actual
El ritmo de la vida actual y la
revolución en las comunicaciones han creado un doble efecto: por un lado, hemos
aumentado la cantidad y diversidad de personas con las que nos
relacionamos, pero por otro, la calidad de la relación entre las
personas se ha hecho más superficial.
La vida en las ciudades tiene hoy en
día un común denominador: es la falta
de tiempo. Sin duda, Las prisas y el estrés no son buenos aliados para la
convivencia.
Las relaciones en muchos casos se
limitan a un simple saludo y la convivencia familiar se afecta en tanto el
cansancio del día a día, del estrés laboral, las obligaciones académicas, las
actividades del propio hogar.
En medio de ello, es evidente el
impacto que los aparatos electrónicos como el celular, la Tablet, la computadora,
La televisión, que muchas veces no dejan de funcionar
durante gran parte del día y comienza a sustituir las conversaciones entre
los miembros de la familia.
Por tanto, es necesario poner los
límites, que se expresan en todos los sentidos, y permiten regularnos desde el
trato en la convivencia misma con las demás personas.
Establecer límites claros es necesario
para una buena interacción, pero no siempre se trata ni se conversa de
antemano.
Esta es una actitud coherente con
nuestros principios y valores y en armonía con las otras personas porque
permitirá desarrollar una relación madura, sana, donde el respeto será la
variable que se imponga sin necesidad de estarla pidiendo.
Por ello, para que funcione la
convivencia entre las personas, esta debe ser entendida como un equipo, donde
es probable que existan tensiones y conflictos, pero intentando que las mismas
no se nos escapen de las manos.
Ayuda mucho a la convivencia, Distribuir
roles y funciones. Conviene además que a pesar de los espacios a
veces limitados, cada persona tenga sus propios tiempos, sus momentos y estos
sean respetados.
Para que exista una convivencia sana,
deben existir los valores como la tolerancia, la justicia, la paz, la
solidaridad y la libertad, entre otros; primando, sobre todo, la empatía en las
relaciones con los demás. Al mismo tiempo, existen un conjunto de normas
necesarias dentro de la interacción social que garantizan y regulen las
buenas relaciones en cualquier ámbito.
Decálogo para una convivencia armoniosa
Este decálogo se refiere a estrategias
para la sana convivencia, y poder mejorar las relaciones
familiares, amicales, entre otros.
1. Comunicarse de forma adecuada
La falta de atención, la poca
claridad, la poca escucha, pueden producir que un miembro de la familia, el
aislamiento o sentirse poco incluido. Si, por el contrario, conseguimos
una buena comunicación sobre todo asertiva, los miembros se sentirán
cómodos para expresar lo que sienten y lo que no les gusta.
2. Expresa tus emociones
Cuando somos capaces de expresar
aquello que sentimos, hay más posibilidades de que se nos entienda. Es decir,
hay empatía entre las partes, y lo importante es crear un ambiente de
confianza, sin mentir, ni ocultar.
3. No juzgues o etiquetes
Cada persona tiene sus propias
circunstancias y sus motivos por los cuales hace las cosas, por eso, dentro de
las estrategias para la sana convivencia lo mejor es no juzgar y
tratar de entender las razones que le han llevado a una persona, actuar de
determinada manera.
4. Evita las comparaciones
Cada uno es diferente, con lo bueno o
con lo no bueno; por eso las comparaciones que de por si son odiosas,
afectan la sana convivencia y solo tienden a generar inseguridad o
malestar.
5. Usa el sentido del humor
El humor y las bromas permiten crear
un clima positivo, donde predomina el buen humor y se activan nuestras
endorfinas. Solo se debe de tener cuidado en no caer en el sarcasmo o las
bromas de mal gusto que pueden afectar.
6. Muestra tu afecto
Es importante que, para la sana
convivencia, el afecto se tome en cuenta y se exprese, acompañado con
gestos como los abrazos, para que
sientan más seguridad, apoyo y cariño.
7. Respeta el espacio de cada uno
Cada persona necesita sentir que
tienen su propio espacio, por eso se aconseja evitar invadir el espacio
personal de cada uno, respetando los límites.
8. Celebra los logros de los miembros
Reconoce y apoya cuando algún miembro ha
hecho algo bien o especial. El motivarse unos a otros, hace que entre todos
consigan las metas propuestas.
9. Distribuye equitativamente las
tareas del hogar
Lo más sano es que todos se unan para
llevar a cabo las tareas de manera equitativa. Suele pasar que se carga de más
labores a un miembro, y finalmente termina abrumado por la cantidad de trabajo.
Lo conveniente es establecer rutinas en las tareas teniendo en cuenta la edad y
el tiempo del que dispone cada uno.
10.Dediquense tiempo
De la misma manera que se
necesita tener un tiempo personal, es necesario tener momentos para poder
compartir inquietudes, distracciones, u otros planes que los unan. Desconectarte
del mundo virtual un rato, compartir en familia algo distinto al trabajo y los estudios,
y comunicarse de forma tranquila, son algunas de las consideraciones más
efectivas que podemos implementar en tu vida diaria.
La convivencia es
un arte.