Ser padres es una experiencia maravilloso e inigualable que nos puede suceder, pero al mismo tiempo es de una gran responsabilidad y compromiso.
Los padres nos convertimos en un ejemplo constante para nuestros hijos, porque el ejemplo que les damos no solo se circunscribe a normas de educación como cuando les enseñamos a decir "gracias" y "por favor", a saludar, a respetar a los mayores, etc. tan importantes en la vida.
Pero no basta con la palabra, hay que predicar con el ejemplo. Si nuestros hijos ven que no respetamos, difícilmente respetarán, si ven que no saludamos, creerán que no es necesario hacerlo y si nosotros no pedimos "por favor", el día de mañana exigirán, en lugar de pedir.
Pero también hay actitudes que nos mueven en la vida y van más allá de una norma de educación, como la voluntad, la perseverancia, la capacidad de soñar, entre otras. Por ejemplo, si ellos ven que perseveramos en lo que hacemos, que disfrutamos de nuestros logros, entonces aprenderán a amar lo que hagan. Si ven que luchamos, que no "tiramos la toalla", sin darnos por vencidos ante las dificultades, seguramente no se darán por vencidos.
Educar a un hijo es una tarea no sólo hermosa y difícil, sino inmensa. Está llena de pequeños y grandes detalles. Nuestro ejemplo también cuenta mucho, ellos no dejan de mirarnos.
Ps. Rocxana Croce P.