La calidad de los mismos determina nuestra salud física, mental, espiritual y también afecta nuestras relaciones y en general nuestra vida. Todos nuestros pensamientos generan sentimientos que provocan comportamientos.
Constantemente estamos generando pensamientos y dentro de ellos algunos son positivos, otros no tanto y otros son hasta peligrosos.
A veces estamos incluso atados a determinados pensamientos, como lastres que no dejan de dar vueltas en la cabeza.
No es inusual escuchar en la consulta frases como: "no me puedo sacar ese pensamiento de la cabeza", "solo cuando duermo dejo de pensar en ello".
Esto implica que la persona no esta usando su capacidad de análisis y reflexión de manera profunda sobre aquello que le sucede.
Pongamos atención en lo que pensamos y veamos cuánto poder y cabida le estamos dando a alguno de ellos y hasta qué punto nos es beneficioso o todo lo contario.
Una formula para contrarrestar pensamientos negativos o dominantes es estar atentos a ellos y de inmediato sustituirlos por otros positivos, más agradables, que le resten la atención y disminuyan su poder. Con esto estamos ejerciendo el control sobre los mismos y no dejamos que ellos nos controlen
No solo somos lo que comemos sino también lo que pensamos. No se puede pensar de forma negativa y vivir de forma positiva.
Tomemos en cuenta lo siguiente:
- Identifiquemos nuestros pensamientos
- Reemplacemos aquellos que no merescan importancia
- Atraigamos los positivos
- Concentremonos en soluciones
- Si es inmanejable, conversemos con alguien, de preferencia un psicoterapeuta
- Relajarnos, distraernos para "ventilarnos" mentalmente
- Durante el proceso, ser tolerantes con uno mismo (paciencia)
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R.C.