Elogiarlo es hacerlo sentir bien, brindarle confianza y desarrollar una adecuada valoración personal.
Existe el elogio por ser y el elogio por hacer: el primero se da para que el niño se sienta bien por lo que es y sus cualidades. El segundo se da por las cosas que el niño realiza.
Deben elogiarse muchas cosas, no solo las acciones académicas sino también su comportamiento en todo lugar.
Todo elogio le enseña al niño a ser positivo y a reconocer lo bueno de sí mismo.
Un momento adecuado para elogiar es antes de dormir, resaltando sus buenas acciones o labores realizadas durante el día.
Debemos tener cuidado de:
- no usar el elogio como presión para el niño.
- mantener expectativas razonables para con el niño.
- prepararlo para ganar pero también para experimentar la decepción de perder motivándolo a seguir intentando o probar algo nuevo.
- no elogiarlo demasiado ya que podría tener problemas para relacionarse al desarrollar una autoestima exagerada. Podría siempre querer mandar o destacar y manejar inadecuadamente las críticas.