La persona emocionalmente madura debe
aceptar por completo el hecho de que vivimos en un mundo de probabilidades y de
azar, donde no hay, ni probablemente jamás habrá, certezas absolutas, y debe
darse cuenta de que no es para nada horrible
Albert Ellis.
El ser humano está expuesto a la incertidumbre desde el nacimiento hasta su muerte. Intentar tener el control de nuestra vida, la búsqueda constante de certezas, genera un exceso de preocupación que nos puede llevar a padecer un trastorno de ansiedad.
Si bien es cierto que existen
numerosas herramientas que nos ayudan a enfrentarnos a lo desconocido cabe
destacar la importancia de conocernos, de indagar en nuestro pensamiento para
poder reeducarle, potenciando así los recursos que todos llevamos dentro.
La vida está llena de incertidumbre y
preocupaciones por el futuro. Si bien muchas cosas quedan fuera de nuestro
control, la forma que tenemos de pensar es clave para hacer frente a
circunstancias difíciles y afrontar con confianza a lo desconocido.
¿Cómo podemos manejar toda esta incertidumbre? Cada vez hay menos cosas seguras, sabemos que nuestra vida puede dar un vuelco de 360 grados en un momento.
La incertidumbre nos rodea. Ya sea que se trate de una pandemia mundial como la vivida a partir del 2020, la economía, la salud, las relaciones interpersonales, afectivas, etc.…. mucho de lo que nos espera en la vida sigue siendo incierto.
Como seres humanos, anhelamos
seguridad, queremos sentirnos seguros y tener un sentido de control sobre
nuestras vidas y nuestro bienestar.
El miedo, la incertidumbre puede hacer
que uno se sienta estresado, ansioso e impotente sobre la dirección de la
propia vida, puede agotarnos emocionalmente
Las personas somos diferentes en la
cantidad de incertidumbre que podemos tolerar en la vida. Algunas personas
parecen disfrutar tomando riesgos y viviendo vidas impredecibles, mientras que
otras encuentran angustiante la incertidumbre de la vida.
Pero todos tenemos un límite. Si se
siente abrumado por la incertidumbre y la preocupación, es importante que sepa
que no está solo. También es importante darse cuenta de que no importa cuán
desamparado y desesperado se sienta, hay pasos que puede tomar para lidiar
mejor con circunstancias incontrolables, aliviar su ansiedad y enfrentar lo
desconocido con más confianza.
Aprender a afrontar la
incertidumbre
La incertidumbre es una parte natural
e inevitable de la vida. No todo en la vida es constante o totalmente seguro, y
aunque se puede tener control sobre muchas cosas, no se puede controlar todo lo
que sucede, como demostró la pandemia del coronavirus, donde aprendimos que la
vida puede cambiar de manera rápida y muy impredecible.
Un día las cosas pueden ir bien, al
siguiente día se enferma repentinamente, pierde su trabajo o se encuentra
luchando para mantener a su familia.
Para hacer frente a toda esta
incertidumbre, muchas personas utilizan la preocupación como una herramienta
para intentar predecir el futuro y evitar sorpresas desagradables.
La preocupación puede hacer que
parezca que tiene cierto control sobre circunstancias inciertas, puede creer
que le ayudará a encontrar una solución a sus problemas o le preparará para lo
peor.
Tal vez si simplemente se angustia por
un problema el tiempo suficiente, si piensa en todas las posibilidades o
considera otras opiniones, encontrará posiblemente una salida, una solución.
La preocupación recursiva, crónica no puede
dar más control sobre eventos incontrolables; simplemente nos roba el disfrute
del presente, agota la energía y nos mantiene muchas veces con insomnio por la
noche.
Hay formas más saludables de lidiar
con la incertidumbre, y eso comienza con ajustar la forma de pensar.
-Es aconsejable concentrarnos en
manejar aquellas cosas que están bajo nuestro control.
-Desafiar la necesidad de certeza.
-Aprender a tolerar mejor la
inevitable incertidumbre de la vida.
-Reducir los niveles de ansiedad y
estrés.
Gran parte de la vida es incierta en
este momento y muchas cosas quedan fuera de nuestro control, como controlar la
propagación de un virus, la recuperación de la economía o si tendrá trabajo.
Cualesquiera que sean nuestros miedos
o circunstancias personales, en lugar de preocuparnos por lo incontrolable,
tratemos de reenfocar nuestra mente aspectos que estén bajo nuestro control.
Por ejemplo, si se atraviesa una
situación de desempleo donde los ingresos se ven mermados, aún se tiene el
control de la propia energía que se destinará a buscar trabajo en internet,
enviar currículums o establecer contactos.
De manera similar, si está preocupado
por su salud o por un diagnóstico reciente, por ejemplo, aún se puede tomar
medidas para reducir los niveles de estrés, buscar el apoyo en los seres queridos.
Al concentrarnos en los aspectos de un
problema que se puede controlar de esta manera, se pasará de preocuparse a ser
parte de la resolución activa de problemas.
Por supuesto, todas las circunstancias
son diferentes y puede encontrar que en algunas situaciones todo lo que puede
controlar es su actitud y respuesta emocional.
¿Cómo enfrentarnos
activamente a nuestras emociones?
Cuando las circunstancias están fuera
de nuestro control, es fácil sentirse abrumado por el miedo y las emociones
negativas. Cuando los miedos y las preocupaciones irracionales se apoderan,
puede ser difícil pensar con lógica y ver con precisión la probabilidad de que
suceda algo malo
Negar o reprimir nuestras emociones
solo aumentará el estrés y la ansiedad, y nos hará más vulnerable a la
depresión o el agotamiento.
Cuando no se puede hacer nada más
sobre una situación, aún podemos enfrentar activamente nuestras emociones,
incluso las más negativas y atemorizantes.
Permitirnos experimentar la
incertidumbre, puede ayudar a reducir el estrés, a aceptar mejor las
circunstancias y encontrar una sensación de paz al enfrentar los desafíos.
Si bien la incertidumbre es parte de
la vida, a menudo para tratar de hacer frente a la incomodidad, buscamos en
exceso la certeza, buscamos incluso la seguridad de los demás, en repetidas
ocasiones preguntemos a los amigos o familiares si estamos tomando la decisión
correcta, o buscamos información en internet en un esfuerzo por eliminar la
incertidumbre.
También podemos adoptar un
comportamiento inadecuado de aplazar o posponer situaciones porque al no tomar
decisiones, estamos intentando evitar que sucedan cosas malas.
¿Qué podemos hacer para tolerar mejor
la incertidumbre?
1. Acepta que tener preocupaciones y
miedos, es totalmente normal. Intentemos compartirlos con alguien
de confianza que sepamos nos sumará.
Identifica los factores
desencadenantes de la incertidumbre, porque mucha incertidumbre tiende a ser
autogenerada, a través de una preocupación excesiva o una perspectiva
pesimista. Sin embargo, fuentes externas pueden generar cierta incertidumbre,
especialmente en momentos como este. Leer noticias en los medios que se centran
en los peores escenarios, pasar tiempo en las redes sociales en medio de
rumores y verdades a medias, o simplemente comunicarse con amigos ansiosos,
puede alimentar los propios miedos e incertidumbre. Al reconocer los factores
desencadenantes, se puede tomar medidas para evitar o reducir su exposición a
ellos.
2. Trata de estar o centrarse en el presente y evite pensar sobre lo que podría pasar en el futuro. Mas bien dirige la atención a lo que está sucediendo en este momento. Cuando tu mente vuelva a preocuparse o los sentimientos de incertidumbre regresen, vuelva a enfocar su mente en el momento presente y en su propia respiración. Déjalo ir. Responde a las situaciones hipotéticas que te pasan por la cabeza reconociendo que no eres un adivino; no sabes lo que pasará. Todo lo que puedes hacer es dejarte llevar y aceptar la incertidumbre como parte de la vida.
3. Céntrate en metas y
acciones sencillas que sí que puedes realizar.
4. Busca la información justa y de
fuentes fiables.
5. Ante situaciones difíciles de
incertidumbre no te descuides a ti mismo.
6. Sigue haciendo tus actividades habituales, sobre todo aquellas que te reconforten para no caer en el la ansiedad o depresión. Tómate un tiempo para relajarte. Elige una técnica de relajación como meditación, yoga o ejercicios de respiración profunda y trata de reservar tiempo cada día para la práctica regular.
7. Duerme lo suficiente. La
preocupación y la incertidumbre excesivas pueden perturbar su sueño, al igual
que la falta de un sueño de calidad puede alimentar la ansiedad y el estrés.
Mejora tus hábitos diurnos y tomarse un tiempo para relajarte y descansar antes
de acostarte, puede ayudarte a dormir mejor por la noche.
8. Evita funcionar de forma automática
con tus emociones y activa tu lado racional.
9. Cuando sientas que la situación te
sobrepasa… ¡para! ¡sé consciente!
10. Piensa antes de dejarte llevar y
elige cómo quieres actuar.
Todas estas prácticas mejoran el
funcionamiento en situaciones de incertidumbre y ayudan a tomar mejores
decisiones, con lo que obtendremos mejores resultados a largo plazo.
Finalmente, si el miedo se mantiene
en el tiempo, es importante plantearnos la posibilidad de acudir a terapia
psicológica donde aprenderás
herramientas para la gestión de situaciones o emociones que pueden llegar a ser
desbordantes sin ayuda.
Recuerde: la incertidumbre es
una parte natural e inevitable de la vida.
Por último: OBSERVA A tu alrededor, presta atención a
todo. Incluso dile sí a la incertidumbre, a todo lo que en tu vida aun no
parezca resuelto. Dale tiempo al tiempo.
Ps. Rocxana Croce P.