"El problema con la familia es que los hijos abandonan un día la infancia, pero los padres nunca dejan la paternidad." Osho
Ps. Rocxana Croce
La familia es factor fundamental en el desarrollo de todo niño, tanto emocional como social. La ausencia de uno de los progenitores no se puede tomar a la ligera, es crucial e importante que los niños tengan ambas figuras para un mejor desarrollo integral.
El papel del padre dentro del hogar nos remite a aquel ser que nos prodiga de la seguridad, la autoridad, el orden, la disciplina, la ley en el sentido más completo de la idea.
La madre cumple el rol nutricio por naturaleza, la alimentación, el refugio y la protección.
No dejamos de lado variaciones en éstos conceptos, producto de las interrelaciones de cada núcleo familiar, donde pueden éstos roles ser compartidos, cambiados, e incluso en una sola persona recaer todo el peso o responsabilidad (familia monoparental)
Términos como “soy padre y madre para mi hijo” nos remiten a comprobar situaciones donde en un solo progenitor se dan casi todas las funciones o tareas, por cuestiones o circunstancias de la vida misma. Ello no implica que sean cubiertas en la calidad y cantidad a lo esperado.
Cuando en un hogar hay ausencia materna por diversos motivos que acá no vamos a analizar, ya sea física o emocional, ésta inevitablemente trasciende o redunda en su entorno más cercano: familia.
Son reveladores casos de serias dificultades por ejemplo de:
▪Adaptación
▪ Baja autoestima
▪ Conflictos de identidad sexual
▪ Deficientes interrelaciones sociales
▪ Problemas académicos, entre otros
Sin obviar desencadenantes de patologías mayores por vacíos irresueltos, a consecuencia de abandonos en las etapas iniciales de la vida de un ser humano.
Constatamos a través del trabajo profesional, que sustitutos o reemplazos las más de las veces, no podrán ocupar el mismo lugar, en todo caso, funcionan a modo de ocasionales ayudas a la tarea que por naturaleza, intuición y responsabilidad le toca a quien en su vientre acogió a un ser.
Hemos querido centrar la atención en la figura femenina, en tanto fuente primera de cuidados durante los primeros años, sembrando en los hijos aquella semilla que formará su personalidad. El padre no está libre de dicha tarea, y será motivo de otro artículo.