domingo, 7 de julio de 2024

IMPULSIVIDAD

 


Piensa siempre en lo que harás antes de actuar. No permitas que la impulsividad te domine o tu camino estará lleno de oscuridad.

Ps. Rocxana Croce P.

Algo que nos diferencia a los humanos de cualquier otra especie animal, es que tenemos la capacidad de razonar sobre nuestros impulsos, podemos “pensar antes de actuar”.

Sin embargo, no siempre actuamos de manera racional, ya que muchas veces nos dejamos llevar por nuestros instintos primitivos.

La impulsividad es un rasgo de la personalidad. 

Las personas impulsivas se caracterizan por una tendencia a emitir una conducta sin tener en cuenta las consecuencias. No evalúan si sus actos o palabras pueden ocasionar malestar, tanto para sí mismos como para los demás. Es decir, que actúan siguiendo un impulso y no pensando o analizando las variables.

La impulsividad y la agresividad constituyen rasgos de la personalidad estrechamente relacionados.  La impulsividad, en ocasiones, puede dar lugar a conductas agresivas, considerándose la impulsividad como uno de los predictores más significativos de la agresividad.

La conducta impulsiva en los seres humanos se expresa con características como la impaciencia, la búsqueda del riesgo y el placer, la necesidad de recompensa inmediata, la dificultad para analizar las consecuencias de los propios actos, y la agresividad, así como con la falta de habilidad para detenerse, la dificultad para inhibir conductas motoras, el escaso juicio, las dificultades en la planificación, la anticipación de resultados desfavorables y la falta de autocontrol.

 

Podríamos distinguir entre una conducta impulsiva necesaria o funcional y una conducta impulsiva disfuncional.  La primera estaría presente en personas muy aventureras, activas y rápidas en el procesamiento de la información. 

La segunda se expresa y está asociada a respuestas poco reflexivas que tienen consecuencias negativas para la persona. 

También existe una conducta impulsiva disfuncional patológica presente en determinados trastornos psicológicos y psiquiátricos tales como los trastornos alimenticios, abuso de sustancias, trastorno por déficil de atención, el trastorno bipolar o algunos trastornos de personalidad, como el límite o el antisocial, en la ludopatía, donde se tiene un deseo incontrolable de apostar.

Existen 6 facetas en donde se hace visible la impulsividad:

 

1. Dificultad para demorar la recompensa y búsqueda de la inmediatez.

La impulsividad se caracteriza por los problemas a la hora de detener los impulsos, es decir, de frenar ciertas conductas, aunque se sepa que va a existir una consecuencia negativa. Estas personas tienden a buscar la inmediatez en diferentes aspectos de la vida, y en muchas ocasiones esto es causa de violencia interpersonal.

2. No consideran los riesgos y hay ausencia de planificación.

La impulsividad se orienta únicamente hacia el momento presente, por lo que la persona no tiene en mente las consecuencias de los actos sobre el futuro. Enfrentan todas las situaciones mientras se van presentando, se les complica demasiado elaborar planes a futuro. 

3. Urgencia por actuar.

La impulsividad también se expresa como respuesta al estrés, de manera que pareciera imposible sostener la tensión que se acumula en el caso de inhibir la acción. Todos los trastornos del control de impulsos tienen en común esta urgencia por actuar, de esta manera, la tensión que siente la persona sólo se resolvería cuando realiza la conducta impulsiva.

4.Búsqueda de sensaciones

Otro rasgo que se asocia a la impulsividad es la necesidad de estímulos nuevos, lo que se expresa en la búsqueda de experiencias que incluso pueden poner en riesgo la integridad física o emocional de la persona, como lo puede ser abuso de sustancias, actividades sexuales riesgosas, y todas aquellas experiencias en donde predomina el placer antes que cualquier consecuencia negativa que esto pueda traer.

5. Escasa perseverancia.

Ante cualquier error resultante de la conducta impulsiva, la persona se sienta incapaz de continuar esforzándose para darle la vuelta a la situación. Presenta dificultad para tolerar la frustración, causando que la persona abandone tareas lo cual es otro acto impulsivo.

6.Problemas de regulación emocional.

La impulsividad también se manifiesta como la dificultad para regular las emociones. La regulación emocional requiere de espacios internos para observar en detalle lo que ocurre en el interior (insight), para que, de esta forma, se puedan desarrollar conductas más adaptativas.

 

¿Qué factores influyen en la aparición de la impulsividad y la agresividad?

Entran en juego variables biológicas, psicológicas y sociales.

Por otro lado, es importante valorar si el comportamiento impulsivo es transitorio o se trata de un estado permanente de la persona.  Se observan numerosas propuestas que enfatizan en el aprendizaje medioambiental de este comportamiento, estableciendo que la conducta impulsiva aparece como resultado de la observación y la imitación de un modelo agresivo.

 

¿La educación influye en la impulsividad?

La impulsividad en niños y adolescentes tiene mucho que ver con los factores sociales relacionados con el entorno el principal que es la familia. Existe evidencia de que la manera de criar puede influir en el modo en el que la persona aprende a regular lo que siente.

Las situaciones de abuso físico, psicológico y sexual aumentan el riesgo de que los niños y los adolescentes desarrollen a lo largo de los años conductas impulsivas. 

Todo esto es de suma importancia ya que la impulsividad puede llegar a tener consecuencias negativas para la vida de la persona tanto a corto como a largo plazo, como lo pueden ser el consumo de drogas, más riesgo a contraer enfermedades de transmisión sexual, e incluso más riesgo de caer en conductas delictivas.

 

Bases neurológicas de la impulsiv¡dad.

​​La impulsividad no puede ser entendida, como una conducta aislada, más bien se trata de una tendencia a actuar de forma rápida y sin meditación alguna, con el objetivo de resolver una situación o manejar una emoción. 

Todo esto se explica mejor al investigar qué partes del cerebro y qué estructuras se asocian a la impulsividad. 

Una de las zonas del cerebro más relacionadas con la impulsividad es la corteza prefrontal, esta se encarga de que nosotros seamos capaces de razonar sobre nuestros actos, así como también se encarga de la planificación y de la capacidad para inhibir conductas o pensamientos no deseados, por lo que un daño en esta zona implicaría cambios de personalidad e incluso, problemas de impulsividad. 

En nosotros, se encuentran dos neurotransmisores muy importantes encargados de establecer ciertas conexiones en el cerebro, estos son la serotonina y la dopamina. Se ha observado que un nivel bajo de serotonina se asocia a mayor impulsividad, lo que provoca en la mayoría de las veces la participación en actividades de riesgo. La dopamina, se relaciona con la impulsividad en su exceso; puesto que el aumento de esta provoca una sensación placentera, la cual la persona va a seguir buscando.


Cómo reconocer los comportamientos impulsivos.

La impulsividad consiste en la necesidad urgente de satisfacer un deseo; es una necesidad de gratificación inmediata que provoca cierta tensión emocional y que pone en marcha comportamientos de forma casi automática con el fin de evitar el malestar. La urgencia y el automatismo impiden que podamos reflexionar sobre sus consecuencias a mediano y largo plazo.

Así, la impulsividad se caracteriza por una dificultad en el control de la conducta, una incapacidad de resistir el impulso.

El resultado son reacciones exageradas, impaciencia, exigencia, ira, dificultades y conflictos en las relaciones con los demás, poca tolerancia a la frustración y el aburrimiento, tendencia a la agresividad, adicciones. Esto puede provocar desde pequeños accidentes hasta conductas de riesgo.

Como es de esperar, también provoca mucho sufrimiento, vergüenza, culpa y remordimientos por sentir que no se tiene el control de la propia vida. Las explosiones, la tensión, el estrés y la ansiedad tienen un impacto importante sobre la autoestima y el autoconcepto.

 

¿Cómo es la intervención psicológica en el tratamiento de la impulsividad y la agresividad?

Los profesionales de la psicología podemos facilitar recursos que permitan mejorar la autoestima, la asertividad, las habilidades sociales o el autocontrol emocional, así como el entrenamiento en técnicas de relajación.

La intervención psicológica se realiza a varios niveles:

Cognitivo.

Incidiendo sobre los pensamientos de la persona podremos observar cambios conductuales significativos. Ayudando al paciente a identificar y corregir creencias disfuncionales o pensamientos irracionales, facilitaremos la generación de respuestas alternativas en la resolución de conflictos.

Conductual.

A este nivel se facilitan técnicas con el fin de disminuir la conducta, como por ejemplo la técnica del “tiempo fuera”, retirando a la persona del medio que ha propiciado la conducta no deseada, alejándola así del contexto que refuerza el comportamiento que queremos evitar.

Emocional.

Finalmente, a este nivel se identifican los indicadores emocionales que preceden la aparición de la conducta violenta.  Reconocer dichos indicadores servirá al individuo para anticiparse y evitar la pérdida de control.  Además, no hay que olvidar el trabajo para mejorar la expresión emocional, proporcionando recursos con el objetivo de conocer los propios sentimientos para así poder manejarlos adecuadamente.

 

¿Es necesario combinar la psicoterapia con un tratamiento farmacológico?

Considerando que, con cierta frecuencia, la conducta impulsiva se encuentra asociada al trastorno bipolar, los trastornos psicóticos, el abuso de sustancias, el juego patológico o los trastornos de la conducta alimentaria, es preciso considerar la necesidad de un tratamiento farmacológico y por ello, las intervenciones terapéuticas coordinadas con psiquiatría.

 

Algunos consejos generales para contrarrestar los patrones de conducta impulsivos.

1. Identificar el origen.

Identificar en todo momento el detonante de nuestra impulsividad, anotarlos en un papel, ello nos permitirá evitar cualquier situación crítica o bien trabajar para superar dicho problema.

2. Aprender mecanismos de relajación.

Algunos de los mecanismos de relajación más habituales que podemos aprender son el Mindfulness o técnica de la atención plena, el yoga o la relajación muscular progresiva.

3. Realizar respiraciones profundas.

Aprender a realizar respiraciones profundas y conscientes en momentos determinados es una de las mejores formas de relajarnos y tomar el control de la situación en casi cualquier momento. Inhalar, sostener, exhalar.

La respiración propia del Mindfulness nos ayuda a reducir las pulsaciones y mantenernos suficientemente calmados para reaccionar de manera adaptativa a cualquier situación.

4. Crear pautas de conducta claras y estructuradas.

Estas pautas son un conjunto de acciones que debemos memorizar y poner en práctica en caso de atravesar por un episodio de impulsividad; así sabremos en todo momento qué hacer si esto ocurre y con el tiempo interiorizamos cada una de dichas acciones hasta que se conviertan en una respuesta natural.

5. Poner en práctica hábitos de vida saludables

Unos hábitos de vida saludables puestos en práctica diariamente nos ayudarán a tener una vida más relajada y controlada, con la que podremos evitar con mayor seguridad, cualquier tipo de impulsividad en el día a día. Esto se debe a que cuanto mejor estemos físicamente, menos vulnerables seremos al estrés y a la ansiedad.

Estos hábitos de vida son muy diversos e incluyen dormir un número adecuado de horas para descansar correctamente, levantarnos y acostarnos a la misma hora todos los días, tener una dieta equilibrada y realizar actividad física frecuentemente.

6. Evitar situaciones estresantes innecesarias.

Una vez sepamos qué situaciones nos hacen perder el control y cuáles son los detonantes principales de nuestra impulsividad, debemos evitar diariamente todas aquellas situaciones que nos hagan sentir estrés.

Esto puede lograrse también manteniendo un horario de tareas diarias o semanales organizado que nos permita completar con éxito todas nuestras obligaciones sin prisa, pero sin pausa, y sin ceder o abandonar las metas a muy corto plazo que afectarán las metas a mediano y largo plazo.

7. Tener un diario emocional.

Como se ha indicado, apuntar diariamente las situaciones o detonantes que nos empujan a ser impulsivos puede ser una buena forma de conocernos a nosotros mismos y de empezar a superar nuestro problema.

Esta estrategia es conocida como "diario emocional" y consiste en detallar por escrito los sentimientos negativos y positivos que podemos sentir durante los períodos emocionalmente intensos, para reconocerlos y aprender a comprenderlos y/o superarlos.

Situationship


      “Tropezar no es malo, encariñarse con la piedra sí.”

Ps. Rocxana Croce P.

Una situationship reemplaza a la tradicional “relación amorosa” por la “situación amorosa”, donde las personas involucradas acuerdan mantener una conexión física y emocional sin necesidad de etiquetarla o proyectarse a largo plazo en un futuro juntos.

Especialistas en el tema revelan que esta ‘situación’ resuelve y cubre necesidades referentes al sexo, la intimidad, el romance, la compañía o cualquier otra similar.

El compromiso, la convivencia y el matrimonio como el fin máximo de la pareja quedan fuera de toda opción.

Un estudio realizado a estudiantes universitarios norteamericanos reveló que la generación Z es la más reacia a comprometerse en una relación, ya que consideran que el mantenerla abierta y sin ataduras, trae mayores beneficios en su vida personal.

En una época de post pandemia, de inestabilidad económica, política, social e incluso ambiental, muchísimos jóvenes prefieren priorizar su propio crecimiento, tanto a nivel personal, profesional o financiero.

Expertos concuerdan que la razón de esta decisión se basa en que estos postmilenials quieren evitar los posibles riesgos del apego emocional, pero sin llegar a desatender sus necesidades físicas y emocionales, anteponiendo siempre en primer lugar su educación y profesión.

 

Los riesgos

Este enfoque pragmático del amor se presenta como liberador y honesto; sin embargo, también podría tener consecuencias negativas para quienes la adoptan.

Navegar por una situationship puede ser emocionalmente desafiante.

La ausencia de expectativas claras y la incertidumbre sobre el futuro de la relación, puede convertirse en una fuente de estrés constante.

Esta ambigüedad nos hace cuestionar nuestro lugar en la vida y a veces hasta nuestra propia valía personal, además, la falta de claridad sobre lo que la relación significa para las personas puede desencadenar ansiedad, especialmente para aquellos que en el fondo desean seguridad y certeza.

Psicológicamente este tipo de dinámica puede actuar como un espejo reflejando nuestras inseguridades más profundas y nuestros patrones de apego.

Las personas con un estilo de apego ansioso, por ejemplo, pueden encontrar estos escenarios particularmente estresantes ya que la falta de confirmación sobre el estatus de la relación alimenta sus temores de rechazo y abandono.

Comprender tus propios deseos y necesidades es crucial, este autoconocimiento te permite establecer límites saludables y comunicar claramente tus expectativas.

La psicología sugiere que una comunicación efectiva es fundamental para la resolución de conflictos y el establecimiento de relaciones satisfactorias.

De acuerdo con declaraciones de expertos, la idea de que una situationship funciona como la mejor forma de ser radicalmente honesto y transparente, pero no siempre se amolda a la realidad. En muchos casos, se torna difícil que ambas partes lleguen a alinearse del todo y coincidir, resultando en una probable ruptura. Además, el miedo al cambio podría camuflarse tras una máscara de aparente actitud liberal y perjudicar emocionalmente a las personas involucradas.

Sea como sea, está claro que la situationship está ganando cada vez más adeptos que buscan un respiro entre los parámetros ideales de pareja y las dificultades de la vida moderna.

Quienes están habituados a las relaciones casuales se sentirán más cómodos con ellas.

Es frecuente que quienes priorizan su carrera profesional, académica u otras áreas de su vida, opten por estos vínculos.

Por el contrario, las personas que buscan estabilidad y seguridad constantes, tanto en vínculos amorosos como amistosos, no tienen el mejor perfil para las situationship. El terreno de lo indefinido puede causar expectativas falsas e incluso la ansiedad de no proyectar a futuro.

 

Veamos las señales que pueden indicar que estás en una situationship o relación casual.

1. Es una relación básicamente informal

Desea mantener la relación lo más informal posible.

2. No hay crecimiento en la relación.

Permanece estancado y muchas veces se vuelve aburrido.

3. No se habla del futuro.

No ven ningún futuro potencial en la relación, lo que demuestra que no lo tomas en serio.

4. No hay exclusividad.

Como no se es exclusivo con nadie, se puede salir incluso paralelamente con otras personas.

5. Sus amigos o familiares no saben nada de ti ni tú de ellos.

Es común que las personas en situationship mantengan alejadas a sus familias y amistades. Al no confiar en la durabilidad del vínculo, se prefieren evitar presentaciones y momentos conjuntos, a fin de evitar posteriores explicaciones

6. Sin intimidad emocional.

7. Hay inconsistencia e inestabilidad en la relación.

No ves ninguna consistencia ni estabilidad en la relación, es bastante desordenada, con líneas que no están bien definidas, y ninguno de los dos desea pensar seriamente en la relación.

8. Se mantienen conversaciones triviales o superficiales.

No hay una comunicación sana entre ustedes dos y se trata más bien de la intimidad física que comparten.

9. No estás apegado a ellos ni sientes nada por ellos en particular.

el incentivo es satisfacer básicamente los deseos sexuales, desconectarse de los problemas y divertirte un poco en la vida.

10. Su compañía no aporta nada relevante a tu vida.

la compañía de esa persona no agregue ningún tipo de beneficio o valor a tu vida. Si se va o termina la relación, no te afectará de esa manera y podrás superarlo

 

¿Puede una relación situacional convertirse en una relación?

Sí, una relación de situación puede convertirse definitivamente en una relación comprometida si ambas partes están listas para ese tipo de compromiso. Si tanto tú como tu pareja están listos para dejar atrás sus hábitos iniciales de estar en una relación de situación y están de acuerdo en darle una oportunidad a una relación comprometida, una relación de situación puede convertirse en una relación formal.

Sin embargo, es importante conversar de antemano para que no haya malentendidos una vez que empieces a involucrarte.

Si te encuentras dentro de una situationship y esto está impactando tu bienestar, recuerda que buscar apoyo es un signo de fortaleza. Un espacio terapéutico puede proporcionarte la claridad y las herramientas necesarias para abordar tus emociones de manera constructiva y tomar decisiones más informadas sobre tu relación.  En última instancia cada relación es una oportunidad para aprender mas sobre nosotros mismos, sobre nuestros deseos y necesidades en el amor y en la vida

Abraza cada experiencia con curiosidad y apertura, pero nunca comprometas tu bienestar emocional.

 

domingo, 30 de junio de 2024

LOS LENGUAJES DEL AMOR


 Cada uno de nosotros expresamos el amor de manera distinta, ¿sabes cuál es la tuya?

Las personas a menudo experimentan y expresan el amor de manera diferente.

En ocasiones, cuando trabajo con parejas, he observado que un miembro de la pareja trata de expresar amor a la otra, mientras que es posible que su pareja ni siquiera se dé cuenta o note que la otra estaba tratando de mostrar su amor. Posiblemente falta de comunicación, incluso de autoconocimiento.

No hay una forma correcta o incorrecta de mostrar amor, pero a menudo las personas tienen diferentes ideas sobre cómo lo hacemos. Por ejemplo, alguien que creció en una familia muy comunicativa o altamente verbal, con cumplidos y diciendo regularmente "te quiero", probablemente se sentirá cómodo expresando amor de esta manera.

Es posible que necesite escuchar a su pareja estas declaraciones similares en su relación. Sin embargo, alguien que creció en una familia cuyos miembros no hacían tales declaraciones o demostraciones verbales, puede tener dificultades para descubrir cómo expresar sus sentimientos con palabras.

Según la teoría del doctor Gary Chapman, autor de “Los 5 lenguajes del Amor” (1992), en el momento en el que te sientes más amado es cuando las personas que te rodean usan tu lenguaje del amor para expresar lo mucho que te quieren.

Chapman propuso la metáfora de que cada persona tiene un tanque del amor el cual es tan grande como sus necesidades afectivo-emocionales.

Este tanque se va llenando a medida que estas necesidades van siendo cubiertas. Aquellas parejas cuyos tanques estén llenos, tienen mayores posibilidades de resolver conflictos, de ser duraderas, y de poder superar sus diferencias personales. Y del mismo modo, una pareja con un tanque vacío puede ser más propensa a desenamorarse, tener roces en el día a día o ser incapaz de resolver sus conflictos.

Por eso es importante conocer el lenguaje del amor de tu pareja, para poder llenar el tanque del amor de la manera más eficaz y, así sus necesidades resulten adecuadamente satisfechas. 

Chapman proponen que las personas experimenten el amor de cinco maneras:

A través del contacto físico, los actos de servicio, las palabras de afirmación, el tiempo de calidad o dando regalos.

La idea sugiere que las personas gravitan naturalmente hacia el deseo de recibir (o dar) amor de acuerdo con estas categorías generales y que saber con qué categoría resuena más su pareja lo ayudará a tener una relación más exitosa. 

 

Veamos los cinco lenguajes del amor:

1- Tiempo de Calidad

Las personas que se identifican con este primer lenguaje del amor son básicamente aquellos que les agrada que les pongan atención sin distracciones.  Y es que no se trata de solo sentarse juntos a ver televisión, o escuchar música, sino que se trata de mirarse a los ojos, hablar y darse verdaderamente atención, se compartiendo actividades juntos, como cocinar o salir a dar un paseo.

La vida actual con su ajetreo puede distraernos fácilmente de hacer tiempo para las personas que amamos. O a veces, incluso si estamos físicamente presentes, nuestra mente está en otra parte. Pero podemos cambiar esto planificando tiempos de calidad.

2- Palabras de Afirmación

La comunicación verbal es muy importante, se trata de usar mensajes que expresen el afecto y el aprecio que sientes por tu pareja. Aquí se da importancia no sólo al contenido de dichas afirmaciones sino también al tono, que debe concordar con lo que se dice, o sea, que sea cálido y afectuoso y no un “te quiero” que se dice de manera fría o automática.

Otros ejemplos de las palabras de afirmación incluirían validar a la pareja cuando expresa sus emociones y pensamientos, dar mensajes de apoyo, pedirle las cosas de una manera respetuosa y considerada o elogiar sus cualidades tanto en privado como delante de otras personas.

3- Recibir Regalos 

Nada de materialismo por acá. Al contrario, más allá del regalo o del tamaño de este, para algunas parejas les importa más saber las razones, el pensamiento y el esfuerzo detrás de lo que recibieron. les demuestra que les pones atención, y realmente te interesa lo que les gusta, los detalles (grandes o chiquitos) y que realmente les cambian el día.  Recuerda que un regalo es algo que puedes tomar con tu mano y decir “mira, realmente pensó en mí”. Puede ser desde un detalle como una rosa o una carta o comprarle un pastel, o irte a algo mucho más elaborado pensando en los gustos de la persona como prepararle algo que le gusta mucho… pueden ser regalos. Como verás, lo que cuenta no es el dinero que te gastas; a lo que se da importancia es a hacer gestos tangibles de amor.

4- Actos de Servicio

Un acto de servicio no necesariamente tiene que ser algo que te quite tiempo, al contrario, es hacer algo por la pareja que no se espera, en otras palabras, le sorprenda.

Consiste en hacer cosas que sabes que a tu pareja le gustaría que hicieras; esto puede incluir desde tener ciertos detalles agradables para facilitarle la vida, como dejar hecha alguna tarea que tenga pendiente o dedicarte a su cuidado cuando está pasando por un momento de enfermedad.

Expresarle nuestro afecto y empatía en momentos que vemos necesitan nuestra ayuda como “déjame lo hago por ti” o “yo lo hago, no te preocupes” en cosas como hacer la cena un día, ayudar con los platos, recoger algo o ayudar con algo que les esté pesando. Ello es perfecto para demostrar que estás pensando en él o ella, es regalarles algo que les solucione algún problema o tarea que tengan.

Por lo general los actos de servicio tienen mucho que ver con hacer tareas domésticas; estas con frecuencia se dan por hecho, pasan desapercibidas… y por eso en este caso se recomienda tener el “radar” especialmente activo para reforzarlas. No obstante, estas expresiones de amor también incluirían otras actividades más lúdicas como, por ejemplo, encargarte de planificar vuestras vacaciones.

5- Contacto Físico

Incluyen los gestos corporales de cercanía e intimidad.

A la hora de utilizar este estilo es fundamental saber qué tipos de contacto prefiere tu pareja en cada momento. El contacto físico es algo muy personal: hay personas que son muy del contacto ya sea con besos, abrazos, o simplemente cualquier cosa que signifique estar cerquita físicamente y otras todo lo contrario, e incluso aquellas a las que les gusta la cercanía corporal pueden ser muy sensibles al contexto (es decir, que en un determinado momento o situación pueden recibir bien una palmada … mientras que en otro momento lo que necesitan es acurrucarse de manera cariñosa.


Así que ya lo sabes, sin importar cuál sea tu lenguaje de amor dominante, aprender a expresarlo, y aprender a conocer el de los demás, sean tus amigos, familia o pareja, es muy necesario para tener una relación sana y duradera.


Ps. Rocxana Croce P.

jueves, 30 de mayo de 2024

LA INDEFENSION APRENDIDA


 El bienestar no puede existir sólo en nuestra propia cabeza. El bienestar es una combinación de sentirse bien, así como encontrar un sentido en las buenas relaciones y la realización persona.

Martin Seligman.


La indefensión aprendida es un fenómeno psicológico que puede afectarnos tanto cognitivamente como afectivamente. Cambia nuestro pensamiento, nuestra percepción, el modo de ver el mundo e incluso a nosotros mismos. La indefensión aprendida tiene como base un tipo de razonamiento negativo donde uno mismo, se ve como incapaz de cambiar una situación.

Pocas cosas pueden llegar a ser tan destructivas como el pensar que no seremos capaces de nada. De cambiar nada. De conseguir nada.  La indefensión aprendida puede hacer además que caigamos en lo que se llama “pensamiento rumiante”, es decir, el pensar una y otra vez en nuestros fracasos, en nuestra “inutilidad” para conseguir cosas, para salir airosos.

Es sin duda el paso previo que nos hará caer en una depresión en caso de volverse crónico.

La indefensión aprendida fue descubierta por Martin Seligman y sus colaboradores.

Significa que, cuando una persona o animal se enfrenta a una situación negativa de la cual no puede escapar, “aprende” a mantenerse indefensa, incluso cuando las condiciones cambian y ya se puede ejecutar una respuesta de huida.

Seligman y sus investigadores realizaron un experimento con perros encerrados en jaulas, donde se exponía a los perros a unas descargas impredecibles en tiempos, de las que no podían escapar.

El perro no emitía ya ninguna respuesta evasiva aun, por ejemplo, si la jaula hubiese quedado abierta. En otras palabras, había aprendido a sentirse indefenso y a no luchar contra ello.

Estas descargas eran como dijimos impredecibles y aleatorios, con el fin de que no pudieran generar un patrón de respuesta, puesto que no había un patrón en las descargas.

 Los perros, después de varios intentos de escape, aprendieron que no había forma de predecir ni de huir de las descargas, con lo que optaron por indefensión: parecían no hacer nada frente al estímulo adverso. Incluso cuando los investigadores cambiaron los parámetros y los perros podían escapar de las jaulas, estos se negaban a salir de ellas o a realizar movimientos para evitar las temidas descargas.

Lo curioso del experimento (sin entrar en la ética de este) es que este fenómeno se produce también en personas.

La buena noticia es que Seligman también descubrió que la indefensión aprendida se puede “desaprender”



¿Cómo se manifiesta la indefensión aprendida en personas?

Las personas que están expuestas a estímulos negativos impredecibles adoptan un comportamiento y unos pensamientos similares al estudio de Seligman, ya que pierden la capacidad de ver sus conductas de escape o afrontamiento como algo útil y eficaz para evitar la situación problemática.

Esto hace que una persona aprenda que debe modificar su respuesta de huida por otras de sumisión, con el fin de sobrevivir o adaptarse a la situación temida o peligrosa.

Como es fácil de entender estas respuestas pueden aparecer en situaciones de violencia, como al no poder escapar de un agresor, o en los vínculos cercanos, como son los comportamientos de sumisión en las víctimas de maltratos. La víctima no puede predecir cómo se comportará su agresor frente a su comportamiento ya que da igual lo que haga, el maltrato llegará de manera aleatoria.


Se ha comprobado que las personas expuestas a malos tratos al principio de la relación intentan huir o evadirse, sin embargo, cuando estas estrategias no frenan al abusador o al maltratador, se modifica su comportamiento y comienzan a comportarse de manera sumisa como forma de calmar al agresor.

Esto explica por qué adoptan comportamientos de sumisión, cuidado, complacencia e incluso de cariño.

 En realidad, estos comportamientos que pueden descolocar a un observador externo son estrategias aprendidas por la persona indefensa para calmar a otro que puede resultar peligroso e incluso, mortal.

 

¿Qué situaciones generan indefensión aprendida?

Un estudio con mujeres víctimas de malos tratos por parte de la pareja, sacó a la luz cuáles son los factores que llevan a una persona a sufrir indefensión aprendida:

El control, la posesión.

El aislamiento de la víctima.

Los malos tratos psicológicos.

Abuso de sustancias tanto en el maltratador como en la víctima

La modificación y el aumento en la intensidad y frecuencia de los malos tratos físicos o psicológicos.

El abuso sexual.

El ciclo de la violencia, que va desde la acumulación de la tensión, el episodio agresivo y la luna de miel o episodio sin tensión.

 

¿Qué síntomas genera la indefensión aprendida?

La persona afectada muestra pasividad, con el propósito consciente o inconsciente de cambiar las cosas o la conducta de su agresor

La Presencia de Pensamientos y creencias disfuncionales, donde la persona cree no tener ningún control sobre una situación dañina, sea físico psicológico.  Este patrón puede continuar, aunque la situación cambie.

La sensación de impotencia, donde siente que las cosas no se pueden mejorar.

La depresión: la indefensión aprendida puede generar cuadros graves si las circunstancias no cambian a tiempo o si no se recibe ayuda profesional.

Los aprendizajes y autoconocimiento negativos, donde La persona creerá que es impotente e incompetente, que no tiene salida ni recursos para cambiar las cosas. Esto hará que no intente salir de lo que está viviendo ni pedir ayuda, por lo que entrará en un círculo vicioso.

El Aislamiento

El Estrés

La Ansiedad.

El Desgano


¿Se puede desaprender la indefensión?

Sí, cualquier comportamiento aprendido es posible de ser modificado. Lo primero es desaprender este sentimiento de indefensión y para ello lo más eficaz es un trabajo de autoestima y reaprender estrategias diferentes, alternativas a las de indefensión, que nos ayuden a sentirnos capaces de controlar, modificar o abandonar las situaciones complicadas de nuestra vida.

Debido a que la indefensión no solo afecta a la cognición, sino que también afecta las emociones, el trabajo puede llevar tiempo. Muchas personas “saben” lo que tienen que hacer, pero se bloquean en la ejecución de sus pensamientos.

 Otra teoría interesante a tener en cuenta es la Teoría Atribucional, posterior a la Indefensión Aprendida, donde se interpreta que las personas caen en Indefensión por el tipo de explicaciones que otorgan a los sucesos de su vida. 

Como es de esperar, estas explicaciones nos enseñan qué tipo de carácter tiene la persona: optimista o pesimista. Tendrán menos probabilidades de caer en indefensión aprendida aquellas personas que busquen el lado positivo de las cosas, que olviden pronto y no sientan tanto el impacto del suceso, y que asuman su responsabilidad para no recaer de nuevo en ellos, así como no se sientan culpables de lo ocurrido (no debemos confundir responsabilidad por no volver a ello, con culpa porque nos pasen cosas malas.

En el caso del maltrato, el empoderamiento y la psicoeducación, así como el apoyo externo por parte de la sociedad, familia y amigos y la terapia psicológica, son los principales pilares para revertir la indefensión aprendida, ya que dota a las víctimas de recursos para entender qué es el ciclo de la violencia, cómo se refuerza y aprender qué no es amor y qué no es el papel de una pareja. Por supuesto, en estos casos el miedo, la vergüenza y la culpa deben ser trabajados con la víctima, que suele cargarse con toda la responsabilidad del maltrato.

Así mismo es fundamental trabajar con la parte que maltrata, puesto que de otro modo estaríamos responsabilizando a la víctima del dolor sufrido.

 

¿Sólo se manifiesta en el maltrato?

No, la indefensión aprendida puede darse en otro tipo de relaciones: laborales, amistad, etc. Por ejemplo, si una persona depende de un trabajo para vivir, pero en él se produce el acoso laboral por malas relaciones con el jefe o jefa y puede generar indefensión aprendida al no poder hacer nada para salir de esta situación, pues actuar de manera agresiva o de huida no es posible, y complacer al perseguidor en muchas ocasiones no aplaca a quien produce el acoso, al contrario, puede incrementarlo.

volviendo a la pareja, una hipótesis a tener en cuenta es que si la persona ha generado unos vínculos tempranos disfuncionales (aquellos que se dan en la infancia), puede llegar a mostrar indefensión aprendida en la edad adulta con su pareja, aunque la situación no sea propiamente de maltrato. Imaginemos por ejemplo una relación tóxica donde la persona no se siente querida ni atendida, donde una pareja de perfil evitativo o narcisista puede generar patrones de dolor emocional.

Es probable que, si la persona ha tenido patrones de apego, inseguros en su infancia, su comportamiento se asemeje a la indefensión aprendida, sin llegar “exactamente” a ser este fenómeno, aunque sean consecuencias similares: no dejar la relación, intentar agradar a la otra parte de la pareja y seguir sufriendo y perdiendo su identidad. En estos casos, el proceso que debe seguirse es igualmente el empoderamiento, pero debe procederse a un análisis de la historia de la persona con el fin de ayudarla a salir de los roles disfuncionales en los que se ha visto envuelta toda su vida.


Consejo para superar la indefensión aprendida.

1.Elegir bien tus pensamientos. No se trata de evitar las emociones negativas, sino de ver las cosas desde otra perspectiva para ser conscientes de los pensamientos negativos y catastrofistas y cambiar nuestra visión del mundo y de nosotros mismos. El mindfulness, por ejemplo, puede ser una técnica muy valiosa para esto.

2.Cuestiona tus habilidades: quizás lleves tanto tiempo haciendo o pensando lo mismo, que no te des cuenta de que puedes cambiar las cosas. Empieza a preguntarte por qué no vas a poder, si el miedo es real, si es miedo a la soledad, qué puedes perder de verdad, si es tan malo un futuro sin esa persona, etc.

3.Buscar ayuda: amplía tu red de personas que te rodean y déjate valorar por los otros, de ser necesario pide ayuda profesional, confía en los demás como punto de apoyo para tu cambio.

4.Cambia la rutina: Haz cosas nuevas, conoce sitios diferentes, realiza aquello que te daba miedo o que sentías que no eras capaz. Si quieres cambios no puedes hacer siempre lo mismo.

5.Quiérete: aunque no te lo creas, tú eres lo más importante de tu vida. Valora y agradece el simple hecho de estar viviendo, quiérete, eres único e irrepetible.

6.Busca y valora tus alternativas:  A veces nos cegamos en lo conocido. Atrévete a salir ahí fuera, lejos de tu zona de confort, da miedo, pero es donde se esconde la felicidad.

No intentes cambiarlo todo, abandonar no es fracasar: cuídate, no intentes ser un superhéroe o superheroína, a veces es más saludable irse que insistir.

Recuerda, solo tú sabes qué te viene bien, qué quiere y hacia donde tienes que ir para ser feliz.

Dejar atrás los miedos y las cadenas es difícil, pero con ayuda y voluntad nada es imposible.

Se el dueño de tu propio destino, el dueño de tu vida.

Ps. Rocxana Croce P.

martes, 7 de mayo de 2024

Las comparaciones.

 

“Trate de no perderse al compararse con los demás. ¡Descubre tus dones y déjalos brillar!.

Jennie Finch

La comparación es un comportamiento humano casi inevitable. En Algunos más, otros menos, ya sea por la manera en que nos vemos o vestimos, por nuestras características físicas, por nuestros bienes, por nuestros comportamientos o características de personalidad, por nuestros logros académicos o profesionales, por nuestras relaciones de pareja, familiares o sociales.

Si bien comparar a veces puede resultar motivador o inspirador, también puede ser perjudicial para la salud mental y el bienestar. Puede provocar sentimientos de insuficiencia, celos y baja autoestima.

 Puede ser especialmente desafiante en el mundo actual impulsado por las redes sociales, donde somos bombardeados constantemente con imágenes de las vidas aparentemente perfectas de otras personas

En los hogares es una situación frecuente que, al referirse a los hijos, los padres señalan que, a pesar de ser hermanos, son muy diferentes. No se refieren solo al físico, sino a los rasgos del carácter y de la personalidad en formación.

Muchas veces los comentarios vienen cargados de ciertos significados: uno de los hermanos es más inteligente o hábil, o más fácil para la crianza.

Sin quererlo los padres muchas veces exteriorizan estas características, los comparten con amigos y familiares, incluso en presencia de los propios hijos.

Con frecuencia se escucha decir: “las comparaciones no son buenas”. Y en realidad no hacen daño, si al compararlos se realzan los rasgos positivos de cada hijo. De hecho, pueden servirnos para mostrar que cada persona es diferente y al mismo tiempo, todos somos únicos y valiosos.

Los motivos por los que nos comparamos con otras personas hablan de aquellas cosas o logros que quisiéramos tener o de cómo quisiéramos vernos, ser o actuar.

Es importante ser conscientes de estas comparaciones y evitar que las mismas nos afecten de manera negativa y nos lleven a dejar de sentirnos bien con nosotros mismos, a sentirnos incomodos o que no somos lo suficientemente buenos o competitivos. 

¿Y cuáles son los riesgos de compararnos constantemente con otros?

1- No nos permitimos la posibilidad de observar nuestros propios logros o valorar qué y cómo somos.

2- Con facilidad podemos ver como inadecuadas o minimizar las cosas que hacemos, poseemos o hemos logrado; poniéndonos nosotros mismos en una situación de desventaja ante otras personas.

3- Otro riesgo es que, si tenemos una tendencia a ver mejores a los demás, lo que son, lo que tienen o lo que logran, nos puede llevar a perseguir una meta de perfección que rara vez es realista.

4- Compararnos constantemente aumenta significativamente nuestro nivel de estrés y tensión interna, lo que nos atrapa en un ciclo de insatisfacción y frustración constante.

5- La comparación con otros puede generar malestar y dañar fuertemente nuestra autoestima.

Sin duda que es muy raro que las comparaciones nos ayuden a mejorar, por el contrario, con regularidad intensifica aquellas situaciones o características con las que no estamos satisfechos poniéndonos en una situación de debilidad o inferioridad ante otros e incrementando el rechazo e insatisfacción de nosotros mismos.

Además, al focalizarnos solo en las fortalezas de otra persona no reconocemos aquellas características, aptitudes o logros personales, es decir con facilidad se corre el riesgo de dejar de verse a uno mismo de manera objetiva y realista. 

Entonces, al ser un comportamiento tan natural y en ocasiones inevitable porque todos nos comparamos con otras personas de vez en cuando, no debemos sentirnos mal por hacerlo, pero sí debemos ser conscientes de los momentos o situaciones ante las que nos comparamos con otros y buscar la manera de convertir los riesgos de esta comparación en oportunidades de mejora y crecimiento.

 

Algunas preguntas que pueden ayudarte a observar qué te lleva a la comparación y a cambio generar consciencia pueden ser:

¿Cuándo te comparas más?

¿Compararte te lleva a aprender otras cosas o mejorar?

¿Eres capaz de observar lo que has logrado por ti mismo?

¿Ves lo que te gustaría lograr o tener en otras personas, pero eres capaz de integrar también lo que te gusta o admiras de ti mismo?

¿La comparación la vives como competencia?

Si hacemos este autoanálisis cuidadosa y honestamente, podríamos disminuir el malestar que nos genera la comparación.

 

Veamos algunas importantes recomendaciones:

1- Mejorar como personas trabajando en nuestras inseguridades o complejos, aumentando la confianza en nosotros mismos viendo que si otros pueden alcanzar metas específicas nosotros también podemos.

2-Identifica tus fortalezas y debilidades, es muy efectivo escribir una breve lista. De esta manera, podrás enfocarte en tus propios logros y metas. Piensa en lo que eres bueno y en lo que necesitas mejorar, y trabaja en ello día a día.

3- Conoce lo que sí funciona, de pronto las buenas acciones; así como aprender de los errores de otros nos puede ayudar a no cometerlos, también el ver las cosas que sí funcionan nos puede dar una idea del camino a seguir para obtener mejores resultados.

4- Busca fuentes de inspiración. Esto puede incluir libros, películas, personas o cualquier cosa que te motive y te inspire ser cada vez una mejor versión de ti mismo.

5- Celebra tus logros. No importa lo pequeños que sean, cada logro cuenta y debes estar orgulloso de ti mismo. Siempre que logres algo que te haya costado esfuerzo, tómate un momento para celebrarlo.

6- Rodéate de personas positivas: Las personas con las que uno se rodea tienen un gran impacto en nuestra vida. Si quieres dejar de compararte con los demás, rodéate de personas que te apoyen y te animen en tus logros y metas, o que te digan sinceramente cuando estás fallando en algo. La gente negativa o tóxica te puede hacer sentir inferior y desanimado, así que evítalas en la medida de lo posible.

7- Practica la gratitud. Porque en lugar de enfocarte en lo que no tienes o en lo que te falta, enfócate en todo lo que tienes y en todo lo que has logrado hasta ahora. Practica la gratitud diariamente, mira a tu alrededor y de seguro conseguirás motivos para agradecer por las cosas buenas que tienes en tu vida.

 

 A continuación 5 frases para meditar:

1. Soy único y valioso en mi propia forma.

2. No necesito compararme con los demás para demostrar mi valor.

3. Cada persona tiene su propio camino y tiempos.

4. Me enfoco en mis propias metas y objetivos.

5. Acepto el fracaso como un maestro que me ayuda a crecer.

Entonces, como vemos, la comparación con otros será inevitable, pero debería ocurrir principalmente con nosotros mismos en una constante búsqueda de mejora personal.

Ps. Rocxana Croce P.

viernes, 19 de abril de 2024

El trastorno obsesivo compulsivo o TOC

 

 “Decirle a alguien con TOC que deje de obsesionarse por algo, es como decirle a alguien que está teniendo una crisis de asma que respire normal.”  Tamara Ireland Stone.

El trastorno obsesivo compulsivo T.O.C, es un trastorno en el cual las personas tienen pensamientos, sentimientos, ideas, sensaciones (obsesiones) o comportamientos repetitivos e indeseables que los impulsan a hacer algo (compulsiones).

El trastorno obsesivo compulsivo a menudo se centra en ciertos temas, por ejemplo, un miedo excesivo a contaminarse con gérmenes. Para aliviar los temores de contaminación, la persona puede lavarse compulsivamente las manos hasta que estén irritadas y agrietadas.

Con frecuencia la persona se comporta de cierta manera para librarse de los pensamientos obsesivos, pero esto sólo brinda alivio temporal. El hecho de no llevar a cabo los rituales obsesivos puede causar una enorme ansiedad y sufrimiento.

Se desconoce la causa del trastorno obsesivo-compulsivo.

Las principales teorías son:

Biológica. El TOC puede resultar del cambio en la química natural del cuerpo o en las funciones cerebrales.

Genética. El TOC puede tener un componente genético, pero aún no se han identificado genes específicos. (antecedentes familiares)

Aprendizaje. Los miedos obsesivos y los comportamientos compulsivos se pueden aprender al observar a los familiares o de forma gradual a lo largo del tiempo.

El TOC suele comenzar en la adolescencia o en la edad adulta joven, pero puede comenzar en la infancia. Los síntomas suelen comenzar progresivamente y tienden a variar en su gravedad a lo largo de la vida.

Los tipos de obsesiones y compulsiones que se experimentan también pueden cambiar con el tiempo.

Los síntomas suelen empeorar cuando se experimenta un mayor estrés.

Una persona puede tener solo una o muchas de estas obsesiones, que pueden variar durante el curso del trastorno.

Si no se recibe el tratamiento adecuado, el trastorno se vuelve crónico y los síntomas van oscilando.

En algunos casos las personas pueden superar el trastorno, pero en otros se puede seguir un curso en el que cada vez se produzca un mayor deterioro de la vida de la persona que lo sufre.

El grado de incapacidad que produce el trastorno obsesivo compulsivo, va de mínimo a grave. En algunos casos los síntomas son muy graves y puede ser necesaria la hospitalización.  e imposible tener o mantener un empleo.

Los costes emocionales y económicos del TOC para la persona, su familia y la sociedad son significativos.

Por otra parte, cabe señalar también que muchas personas, profesionales en general tienen éxito a pesar de tener un TOC.

 

El TOC muestra dos tipos de síntomas resaltantes:

 - Las obsesiones que constituyen los pensamientos, imágenes mentales o impulsos experimentados de manera involuntaria e intrusiva por parte del paciente, y que le generan mucho malestar.

- Las compulsiones que vienen a ser las conductas motoras orientados a disminuir el malestar derivado de las obsesiones.

Por tanto, existe una relación funcional entre obsesiones y compulsiones, pues las primeras producen el malestar emocional, mientras que las segundas lo neutralizan.

Por definición observamos que las obsesiones siempre tienen un carácter mental o cognitivo, en tanto que las compulsiones pueden ser tanto cognitivas como conductuales.

Cabe agregar otra situación que puede presentarse, se trata de las evitaciones:  se evita por temor a que aparezcan las obsesiones. Por ejemplo: Evito beber fuera de casa para no tener que ir a un baño público, ya que temo contaminarme.

Hay una diferencia entre ser un perfeccionista (por ejemplo, alguien que busca resultados perfectos o un rendimiento impecable) y tener un trastorno obsesivo compulsivo. Los pensamientos de una persona con TOC no son simplemente preocupaciones excesivas por problemas reales en sus vidas o el placer de tener las cosas limpias u ordenadas de una manera específica.

Se trata entonces de no luchar contra ellas, de dejarlas ahí en la mente y seguir haciendo su vida normal, haciendo otras tareas, hablando con los demás, hablándote a ti para contrarrestar tu tendencia a preocuparte.

En el proceso psicoterapéutico, la persona tiene que darse cuenta de que es mucho más que sus pensamientos y de que sus pensamientos vienen y van, como una nube, sin necesidad de que haga nada para ahuyentarlos.

Uno puede decirse a sí mismo que no importa que se piense cosas ilógicas, no importa que piense que puedan ocurrir cosas negativas, porque uno sabes que no van a ocurrir realmente, y que, si dejamos de preocuparnos, de tener miedo de nuestros pensamientos absurdos, estos irán debilitándose, poco a poco, hasta desaparecer.

Otro punto para tener en cuenta es que las creencias catastróficas acerca de los propios pensamientos absurdos están totalmente unidas a sus rituales, ya que estos se basan en la idea irracional de que si no los llevas a cabo puede ocurrir algo malo.

Se trata de centrarse en cambiar los pensamientos negativos y los comportamientos absurdos, que van ligados a esos pensamientos negativos (los rituales o manías).

En lo que se refiere a los rituales, compulsiones o manías, el objetivo final será eliminarlos.

Pero como eso resulta difícil, por ello se proponen unos pasos intermedios que permitan a empezar a ejercer control sobre ellos e ir avanzando hasta que se puedan llegar a eliminarlos.


Para esto se recomiendan cuatro formas de abordarlos:

-La primera es posponer, es decir, aplazar un tiempo el ritual.

-La segunda es llevar a cabo el ritual, pero de forma más lenta a como lo hacías.

-La tercera es cambiar algún aspecto del ritual, es decir llevarlo a cabo introduciendo algunos cambios.

-La cuarta es añadir una consecuencia al ritual, por ej. dar una caminata de media hora después de hacer el ritual o hacer diez flexiones al acabar el ritual cada vez que lo lleves a cabo.

El último punto también es interesante porque implica hacer ejercicio y este ayuda a reducir la ansiedad.


Los tratamientos para el Trastorno obsesivo compulsivo son:

Psicoeducación: que debe incluir información para la familia.

Psicoterapia: personas comprometidas con los tratamientos se benefician de técnicas de terapia que se les enseñan para disminuir la ansiedad que surge de las obsesiones y a reducir o eliminar los rituales compulsivos.

La terapia conductual: es un conjunto de técnicas estructuradas que la persona aprende a utilizar cuando surgen la ansiedad o malestar debido a las obsesiones o los rituales.

En terapia además se utilizan registros con el paciente. Registros en los que aprendamos aspectos tales como; qué activan los pensamientos, sobre que tratan, en qué situación está el paciente cuando aparecen los pensamientos, que conductas los reducen y cuáles los aumentan.

Psicofarmacología: Los fármacos con potentes efectos sobre la serotonina, parecen tener muy buenos resultados.

Sin duda, el tratamiento más efectivo es la combinación de la terapia conductual, la medicación y contar con el apoyo familiar.

Si una persona sospecha que padece de TOC, es fundamental buscar ayuda profesional

Ps. Rocxana Croce P.

IMPULSIVIDAD

  Piensa siempre en lo que harás antes de actuar. No permitas que la impulsividad te domine o tu camino estará lleno de oscuridad. Ps. Rocxa...