domingo, 12 de noviembre de 2023

EL PODER DE LOS PENSAMIENTOS

 

Ps. Rocxana Croce P.

“La mente es su propio lugar y en si misma puede hacer un cielo del infierno, y un infierno del cielo.”  John Milton.

Según últimos estudios y publicaciones, el ser humano tiene alrededor de 80,000 pensamientos diarios, de los cuales el 95% surgen de forma automática y de ellos, el mayor porcentaje son negativos (80%).

Solo darse cuenta de ello resulta agotador, sin tomar en cuenta cuando se producen pensamientos recurrentes, que son aquellos que no dejamos ir y le damos vuelta y los pensamos y sobre pensamos y regresamos a pensarlos de nuevo, de tal manera que nos dejan agotados porque son incomodos e incluso perturbadores en muchos casos. Paradójicamente a las alegrías les damos menos pensamiento que a las preocupaciones o angustias.

Por lo general, los pensamientos o son del pasado y generan culpas o cargos de conciencia, o son del futuro que generan ansiedad y miedos a lo incierto.

Los pensamientos tienen un poder sobre nuestra mente que muchas veces no lo tomamos en cuenta. Constituyen poderosos imanes que tiene una gran fuerza de atracción.

La calidad de los mismos determina nuestra salud física, mental, espiritual y también afecta nuestras relaciones y en general nuestra vida.

Todos nuestros pensamientos generan sentimientos que provocan comportamientos.
Constantemente estamos generando pensamientos y dentro de ellos algunos son positivos, otros no tanto y otros son hasta peligrosos.

 A veces estamos incluso atados a determinados pensamientos, como lastres que no dejan de dar vueltas en la cabeza.

No es inusual escuchar en la consulta frases como: "no me puedo sacar ese pensamiento de la cabeza", "solo cuando duermo dejo de pensar en ello".

A modo de metáfora, los peces nadan en el agua de una manera natural. No “saben” que están bajo el agua, simplemente nadan.

Para los seres humanos pensar resulta algo parecido. Los pensamientos son nuestro elemento natural.

Estamos tan inmersos en ellos que rara vez somos conscientes de que están ahí. Nadar en nuestros pensamientos es nuestro estado natural.

Muchas veces no somos conscientes de que los pensamientos están y actuamos de forma automática, como si escucháramos el sonido de la ciudad, nos habituamos a ellos, quizás también es parte de nuestra evolución, ya que sin su existencia no podríamos sobrevivir a cada obstáculo que nos presenta la vida.

Nuestros pensamientos, emociones y conductas están íntimamente interconectados, muchas veces no estamos conscientes de lo que pasa por nuestra mente, sino que solo percibimos nuestras emociones desagradables.

Es decir, puedo identificar “fácilmente” que estoy triste, enojado, preocupado o avergonzado, pero difícilmente puedo estar consciente de que esas emociones son producidas por lo que pensamos.

Por ejemplo: si mi intención es emprender una empresa, pero pienso que hay mucha competitividad, es probable que sienta incertidumbre y frustración y lo más probable es que haya desanimo y desista de emprender.

Esto implica que la persona no está usando su capacidad de análisis y reflexión de manera profunda sobre aquello que le sucede.

 

Respecto a los pensamientos negativos, incomodos, rumiantes.

Es importante que nos detengamos, lo pensemos y lo anotemos. Luego ayuda elaborar un pensamiento racional, objetivo, realista que se adapte a la situación en concreto.

Generalmente, los pensamientos intrusivos no son reales. Se retroalimentan porque lo que quieren es tener protagonismo, pero no son reales.

Entendamos la importancia de darse el tiempo para analizar y aprender a manejarlos, ya que muchas veces establecemos una relación con ellos, como si fuesen la única verdad y no visualizamos otros horizontes, al punto de vivenciar consecuencias devastadoras, en especial cuando estos pensamientos están cargados de aspectos negativos y sabemos que luego nos producen sentimientos en ese mismo orden.

El pensamiento, en general, es un diálogo con nosotros mismos en el que hacemos afirmaciones sobre determinadas situaciones, es decir le damos un significado.

Pongamos atención en lo que pensamos y veamos cuánto poder y cabida le estamos dando a alguno de ellos y hasta qué punto nos es beneficioso o todo lo contario.

Una fórmula para contrarrestar pensamientos negativos o dominantes es estar atentos a ellos y de inmediato sustituirlos por otros positivos, más agradables, que le resten la atención y disminuyan su poder.  Con esto estamos ejerciendo el control sobre los mismos y no dejamos que ellos nos controlen

Por ejemplo, ayuda mucho que te hagas un espacio en el día, puede ser a primera hora al levantarte o al final del día o las veces que uno considere necesario, busca un lugar donde no haya interrupciones, respira profundo al menos unas cinco veces, trae a tu mente ese pensamiento y analiza dónde lo sientes, qué sientes y si puedes cambiar algo sobre el mismo, por ejemplo, tu actitud, tu involucramiento en él o tu falta de interés sobre el mismo.

Después del análisis determina si vale la pena dedicarle toda esa energía que te consume o no. Según la decisión que tomes actúa y verás como ese pensamiento evoluciona en algo que te agradará o te dará mejores resultados.

Recuerda que el cambio siempre empieza por ti, en lo interno. y que no solo somos lo que comemos, sino también lo que pensamos.

No se puede pensar de forma negativa y vivir de forma positiva.

 
Tomemos en cuenta lo siguiente:

·       Identifiquemos nuestros pensamientos.

·       Reemplacemos aquellos que no merezcan importancia, desmonta los pensamientos irreales, negativos cambiándolos por otros más realistas y tranquilizadores.

·       Atraigamos pensamientos positivos.

·       Concentrémonos en soluciones.

·       Si la situación es inmanejable, conversemos con alguien, de preferencia un psicoterapeuta.

·       Es aconsejable relajarnos, distraernos para "ventilarnos" mentalmente.

·       Durante el proceso, ser tolerantes con uno mismo (paciencia), recuerda que la forma de pensar y sentir requiere tiempo y trabajo, lo más importante es identificarlo e ir uno a uno transformándolos.

Por último, hay que tener en cuenta que si hay pensamientos que limitan tu vida, es necesario asistir a terapia con un profesional de la salud mental, preparado para ayudarte.

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