miércoles, 28 de febrero de 2018

LA ESCRITURA ES TERAPÉUTICA



Decía Oscar Wilde que para escribir solamente hay dos reglas: tener algo que decir y decirlo.


Una forma de conseguir descargar algunas preocupaciones, conflictos, pesares, es a través de la escritura, sin necesidad o requisito de ser un escritor.

Esta es una de las técnicas que usamos en terapia con algunos pacientes que tienen mucho, e incluso poco que decir (no porque no haya nada que decir, sino porque no desarrollan la capacidad de expresarse).

El efecto liberador es evidente luego de algunos ensayos, convirtiéndose en algunos casos, en una  posibilidad para "colocar" en un papel, aquello que se tiene contenido en la cabeza y corazón, dejar fluir simplemente para conectarnos con nuestro mundo interno.

Surge a modo de un diario personal (en el mejor de los casos y que también puede ser temporal) donde se van reflejando y organizando aquellas emociones, sentimientos, sucesos que consideramos son necesarios de plasmar y luego analizarlos para conocernos mejor en este viaje personal.

¿Hice lo que correspondía hacer?
¿Dije lo que pensaba?
¿Actúe conforme a la situación o me deje llevar más por mis emociones?
Y la otra persona ¿me entendería)
Si retrocediera el tiempo, ¿haría lo mismo?....son algunas interrogantes que pueden surgir en el proceso de escribir.

El psicólogo James Pennebaker de la Universidad de Texas, hace más de treinta años que estudia los beneficios de escribir y manifiesta lo siguiente
"estimula la protección inmunológica, relaja, mejora la calidad del sueño, ayuda a controlar la presión arterial y reduce el consumo de alcohol y fármacos".


Escribir no solo nos ayuda a organizar nuestras ideas y jerarquizarlas en orden de importancia, también nos permite ver las cosas desde diferentes aristas, repasar otras posibilidades, conocernos mucho mejor; ello elevará nuestra autoestima porque confiaremos mejor en nosotros,  podremos mejorar aspectos personales que tal vez no repetiremos por malas o inadecuadas toma de decisiones, aprenderemos a  tener un mejor control sobre nuestras emociones, porque muchas veces en éste repaso o análisis personal de nuestra vida, encontraremos comportamientos que a modo de espejo, detectaremos  y que incluso, a veces no reconocemos como propios:

¿yo fui capaz de decir esto?
no puedo creer que haya reaccionado así!
¿wow soy capaz de todo ello?
que vergüenza lo que dije!


Es importante señalar que como todo proceso y toda técnica terapéutica, no necesariamente tiene que funcionar, o ser algo permanente; es ahí donde debemos estar atentos, si se consigue el efecto sanador, o si es temporal, pero sobre todo,  no abandonar el acompañamiento psicoterapéutico, sobre todo en los casos que lo ameriten y pensar en otras alternativas.

Charles Reade, novelista inglés dijo: "Siembra un pensamiento y cosecharás un acto. Siembre un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino".
Que mejor virtud que conocernos nosotros mismo.

Ps. Rocxana Croce P.



domingo, 18 de febrero de 2018

ASPERGER Y ADOLESCENCIA


Las últimas investigaciones han demostrado que a partir de la adolescencia el riesgo de padecer alteraciones psicológicas como depresión, ansiedad u obsesiones aumenta notablemente en las personas con Síndrome de Asperger.
Para ellas, la adolescencia es una época especialmente difícil, ya que en ese momento experimentan un mayor deseo de relación y necesidad de formar parte de un grupo, junto con una clara conciencia de las diferencias entre ellos y los otros chicos de su edad.
La etapa de la adolescencia es un breaking point para el Síndrome de Asperger, si ya para un adolescente es compleja, para ello es aún más, ya que estos cambios pueden dar lugar a graves consecuencias como son trastornos de ansiedad y depresión, su dificultad para ser empático, para ponerse en “el lugar del otro” hace que las conductas ajenas sean imprevisibles, carentes de sentido y, en general, imposibles de comprender y por consiguiente se dificulta esa integración al grupo de pares, tan importante en la adolescencia pues los ayuda a autoafirmarse e interactuar en un contexto más cercano a él. 
Los problemas para interpretar gestos y ademanes o para adaptar el tono de voz al mensaje que se quiere transmitir, la torpeza en el control postural o las dificultades para integrar la información en un todo coherente y significativo obstaculizan de manera significativa la fluidez, reciprocidad y dinamismo que caracteriza a las relaciones interpersonales, no son antipáticos o maleducados, sencillamente tienen una manera diferente de entender el mundo.

Necesidades en la adolescencia.

En los ciclos de educación secundaria y superior es importante tener en cuenta una serie de estrategias útiles que pueden facilitar tanto el éxito académico, como su integración social en su grupo de referencia, disminuyendo de esta manera el ausentismo escolar, la desmotivación y el malestar que suelen expresar muchos de estos adolescentes cuando llegan a cursos superiores. 
Para facilitar la adaptación a las nuevas exigencias académicas y sociales es aconsejable tener en cuenta las siguientes orientaciones educativas centradas en el ámbito escolar (Asociación Asperger España(2007) Un acercamiento al Síndrome de Asperger: una guía teórica y práctica):

Educar a los compañeros en el respeto, tolerancia y comprensión del joven con SA. Integración social
  • Enfatizar habilidades académicas sobresalientes
  • Motivarlos en actividades que refuercen su autoestima
  • Adaptar la metodología de la enseñanza: Proporcionarles adaptaciones no tanto de contenido como de metodología (más tiempo para terminar sus tareas y exámenes, posibilidad de exámenes orales, utilización de un ordenador con procesador de texto, potenciar la vía visual de aprendizaje, empleo de preguntas cerradas en los exámenes como los test de respuestas múltiples, tiempo extra para pasar a limpio los escritos, etc.).
  • Asignarles algunas tareas académicas en las que se puedan incluir sus temas de interés
  • Tener un tutor o profesor de apoyo
  • Prepararlo para la transición a la vida adulta
La intervención en habilidades sociales desde edades tempranas, la preparación para los cambios físicos y psíquicos de la adolescencia pueden ayudar a disminuir algunas de las consecuencias que esta etapa supone para el SA.

Elaime Maciques.

Duelo, un proceso emocional y personal

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